Información práctica

Estructura y función del cuerpo
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La persona de cualquier sexo, edad o condición es un ser multidimensional integrado, único y singular en cuanto a necesidades y características, capaz de actuar deliberadamente para lograr los objetivos que se propone, asumir la responsabilidad de su propia vida y su propio bienestar y relacionarse consigo mismo y con su entorno en la dirección que ha elegido.

La idea de un ser multidimensional integrado incluye las dimensiones biológica, psicológica, social y espiritual, y todas ellas se someten a procesos de desarrollo y se influyen mutuamente. Cada una de las dimensiones con las que se describe a la persona está relacionada de forma permanente y simultánea con las demás, y forman un todo en el que ninguna se puede reducir ni subordinar a otra, ni se puede tener en cuenta de forma aislada. Por lo tanto, en cualquier situación, la persona responde como un todo, con una afectación variable de las cuatro dimensiones. Cada dimensión implica una serie de procesos, algunos de los cuales son automáticos o inconscientes, y otros, en cambio, son controlados o intencionados.

Teniendo siempre en cuenta este concepto de persona, y solo con fines didácticos, pueden estudiarse de forma aislada las modificaciones o alteraciones de algunos de los procesos de la dimensión biofisiológica (estructura y función del cuerpo humano) en diversas situaciones.

En el caso de las heridas, los procesos más directamente afectados están relacionados con los sistemas siguientes:

  1. Tejidos, membranas, piel y derivados de la piel 
  2. Aparato locomotor, formado por el sistema osteoarticular y muscular 

 

1. Tejidos, membranas, piel y derivados de la piel

El cuerpo humano está formado por innumerables tipos de células. Las células que trabajan juntas se reúnen en asociaciones, que son los tejidos. Los tejidos básicos son cuatro: el tejido epitelial, el tejido conectivo, el tejido muscular y el tejido nervioso.

La piel, o membrana cutánea, forma parte del sistema tegumentario, formado por la piel y sus derivados: cabello, uñas y glándulas subcutáneas.

La piel protege al organismo de lesiones e infecciones, de la deshidratación y de los rayos ultravioleta. Detecta los estímulos ambientales relacionados con la temperatura, el tacto, la presión y el dolor, y excreta diversas sustancias al tiempo que interviene en la síntesis de la vitamina D necesaria para mantener nuestros huesos sanos.

 

2. Aparato locomotor, formado por el sistema osteoarticular y muscular 

El aparato locomotor, también llamado sistema musculoesquelético, está formado por los huesos, que forman el esqueleto, las articulaciones, que relacionan los huesos entre sí, y los músculos, que se insertan en los huesos y mueven las articulaciones.

Los huesos proporcionan la base mecánica para el movimiento, ya que son el lugar de inserción de los músculos y sirven como palancas para producir el movimiento.

Las articulaciones conectan dos o más huesos entre sí en la zona de contacto. Permiten el movimiento de estos huesos en relación unos con otros.

Los músculos producen movimiento, tanto de unas partes del cuerpo con otras, como del cuerpo en su conjunto, como ocurre cuando trasladan el cuerpo de un lugar a otro cuando caminamos.

 

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Proceso de cicatrización
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El proceso de reparación de una herida se lleva a cabo mediante la cicatrización y comienza en el momento en que se produce el daño.

La cicatrización se define como el conjunto de mecanismos fisiológicos sincronizados e interdependientes que se activan en el organismo para la reconstrucción y reparación de los tejidos lesionados.

Cuando la profundidad de la herida afecta solo a las capas más superficiales de la piel (epidermis y dermis superficial), las lesiones se cierran mediante la regeneración del tejido epitelial (no queda ningún tipo de cicatriz), por lo que el tejido resultante tiene exactamente las mismas características que el tejido original anterior a la lesión; en cambio, si esta es más profunda y afecta a la dermis, los vasos sanguíneos y otras estructuras internas, la curación ya no puede ser mediante regeneración, sino que debe hacerse mediante una cicatriz.

1. Fases del proceso de cicatrización

2. Tipos de cicatrización

 

1. Fases del proceso de cicatrización

Las fases que componen el proceso de cicatrización de una herida son:

  • Primera fase: exudativa o inflamatoria

    Se produce la coagulación, la inflamación y la limpieza de la herida. El objetivo de esta fase es limpiar y combatir las infecciones, eliminando las células y tejidos desvitalizados. Se inicia en el momento en que se produce la herida y su duración es de aproximadamente tres días, dependiendo de las condiciones fisiológicas. Las primeras reacciones vasculares y celulares consisten en la coagulación y la hemostasia (proceso que detiene el sangrado y evita que los vasos sanguíneos dañados pierdan demasiada sangre) y concluyen transcurridos unos 10 minutos.

  • Segunda fase: de granulación

    En esta fase se produce la reconstrucción de los vasos sanguíneos, lo que facilitará el aporte de oxígeno y nutrientes al nuevo tejido, y que irá rellenando el lecho de la herida (la zona del interior de la piel que ha perdido tejido) para reemplazar el tejido original destruido.

    Se liberan factores de crecimiento, sustancias responsables de iniciar y estimular el crecimiento de nuevas células. El tejido de granulación es de color rojo claro o rosado oscuro, con nuevos capilares, suaves al tacto y de apariencia irregular.

    En esta fase puede producirse un crecimiento excesivo de este tejido, que vaya más allá de los bordes de la herida e impida que la herida se cierre correctamente.

  • Tercera fase: de epitelización

    Una vez que el lecho de la herida se ha llenado con tejido recién formado, se recubre con nuevo tejido epitelial, desde los bordes de la herida hasta cubrirla completamente. Entre el sexto y el décimo día, la herida se contrae, el tejido de granulación gana consistencia y se transforma en tejido cicatricial.

  • Cuarta fase: de maduración

    Esta fase puede durar hasta un año o más. Recomendamos proteger la zona de la cicatriz durante el primer año con protector solar, con un factor de protección solar (FPS) de 50 o más, para evitar que la cicatriz se tiña debido al efecto de los rayos ultravioleta del sol.

 

2. Tipos de cicatrización

Podemos encontrar dos tipos de cicatrización:

  • Cicatrización por primera intención

    Se produce cuando se aproximan los bordes de una herida con una sutura quirúrgica (puntos de sutura o grapas), un adhesivo tisular o tiras de aproximación. El proceso de reparación suele ser rápido y estético, se realiza en unos 7-10 días. 

    Cicatrización de las heridas por primera intención

  • Cicatrización por una segunda intención

    Se produce cuando los bordes de la herida permanecen separados. Para su reparación, debe crecer tejido de granulación (tejido conjuntivo) desde los bordes y el lecho de la herida, y cubrirse con tejido epitelial. En totes aquelles parts de fisiologia que tinguem explicades. Suele ser un proceso más lento, con riesgo de complicaciones y peores resultados estéticos y funcionales. Las heridas que se suturan y posteriormente se infectan acaban teniendo que cicatrizar de esta forma. 

    Cicatrización de las heridas por segunda intención

    Las cicatrices patológicas más habituales son las cicatrices hipertróficas y queloides:
    • Cicatriz hipertrófica

      Se caracterizan porcicatriz hipertrófica presentar elevación y color rojizo. Suelen ser de superficie irregular, con discromía (alteración del color normal de la piel) y presencia de un cordón endurecido, y no sobrepasan los límites de la herida original. Aparecen en heridas que tienen un alargamiento de la fase inflamatoria. Tienden a aplanarse con el tiempo. Son más frecuentes en los jóvenes


    • Cicatriz queloide

      Se caracterizan por ser más elevadas y voluminosas, sobrepasando los límites de la lesión inicial. Pueden ir acompañadas de picor, sensación de ardor o hipersensibilidad al tacto. Suelen aparecer en el tórax. Aparecen debido a un desequilibrio entre la síntesis y la degradación del colágeno. Son más frecuentes en personas de raza negra y piel con pigmentación más oscura.
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Tratamiento
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  1. Principios básicos para el cuidado de una herida
  2. Cómo curar una herida traumática en casa
  3. Cuidado de las quemaduras
  4. Preparación del lecho de la herida
  5. Recomendaciones específicas

 

1.  Principios básicos para el cuidado de una herida

Antes de iniciar el cuidado de una herida, un aspecto fundamental para la prevención de la infección es el lavado de manos. Es recomendable realizar este procedimiento antes y después de realizar los cuidados.

1.1. Cómo lavarse las manos con agua y jabón

1.2. Cómo lavarse las manos con solución hidroalcohólica

1.3. Limpieza de la herida

1.4. Descontaminación de la herida 

1.5. Cobertura de la herida

 

1.1 Cómo lavarse las manos con agua y jabón

  • Después de humedecerse las manos con agua, aplicar jabón
  • Frotar una palma con la otra
  • Frotar la palma de la mano derecha con el dorso de la izquierda y viceversa
  • Frotar una palma con la otra con los dedos entrelazados
  • Frotar la parte posterior de los dedos contra la palma opuesta con los dedos cerrados
  • Frotar por rotación los dedos de la mano izquierda cerrada alrededor del pulgar derecho y viceversa
  • Frotar por rotación las yemas de los dedos contra la palma de la mano opuesta y viceversa
  • Enjuagarse las manos
  • Secarse las manos con una toalla de papel
  • Usar el mismo papel para cerrar el grifo

Para lograr una buena técnica de lavado de manos con agua y jabón, el procedimiento debe durar de 40 a 60 segundos.

Si no se dispone de agua y jabón, puede usarse una solución hidroalcohólica con un porcentaje de alcohol de al menos el 60 %. Aun así, se debe aplicar el lavado con agua y jabón siempre que las manos estén sucias.

Infografía Lavado de manos

 

1.2  Cómo lavarse las manos con solución hidroalcohólica

  • Palma contra palma
  • Palma de la mano derecha en el dorso de la izquierda y viceversa
  • Palma contra palma, con los dedos entrelazados
  • Dorso de los dedos apoyado en la palma opuesta con los dedos cerrados
  • Fricción por rotación de los dedos de la mano izquierda cerrada alrededor del pulgar derecho y viceversa
  • Fricción por rotación de las puntas de los dedos unidas contra la palma de la mano opuesta y viceversa

Para lograr una buena técnica de lavado de manos con solución hidroalcohólica, el procedimiento debe durar de 20 a 30 segundos.

Además, después del lavado, para llevar a cabo la cura, se deben utilizar guantes de exploración desechables (látex, vinilo o nitrilo) para evitar el contacto directo con la sangre, los exudados o las secreciones corporales.

Infografía técnica por fricción

 

1.3 Limpieza de la herida

Limpiar la herida inicialmente y en cada cura. La limpieza adecuada de la herida es fundamental para retirar los residuos orgánicos e inorgánicos presentes en la lesión, los exudados, las bacterias y los restos de los productos utilizados en las curas anteriores.

Para la limpieza de la herida, usar suero fisiológico, solución de cloruro de sodio al 0,9 %; es una solución isotónica, fisiológica, estéril y no interfiere con el proceso de cicatrización. Se debe aplicar una fuerza mínima al limpiar la herida y secar el área alrededor de la herida; no es necesario secar el lecho de la herida. Una alternativa al suero fisiológico es el agua potable o el agua destilada.

El uso de jabón para limpiar las heridas solo se recomendaría en heridas sucias con presencia de material contaminado (tierra, asfalto, productos químicos, telas...), antes de iniciar la cura de la herida.

 

1.4 Antisepsia o descontaminación de la herida

Para eliminar los microorganismos de la herida utilizaremos soluciones antisépticas, una sustancia química que se aplica sobre los tejidos vivos para destruir los microorganismos o impedir su reproducción. No se recomienda su uso de forma general y rutinaria debido a su toxicidad y agresividad con el tejido de granulación.

Actualmente, la solución antiséptica más recomendada es la clorhexidina al 1 % o 2 %; el inicio de la actividad comienza a los 15-30 segundos, es activa en presencia de sangre y exudados y hace frente a bacterias grampositivas y gramnegativas, esporas, hongos y virus. La povidona yodada en solución al 10 % ha dejado de ser el antiséptico de primera elección, ya que se inactiva en presencia de sangre y exudados y, además, daña el tejido de granulación y, por tanto, interfiere en el proceso de cicatrización.

 

1.5 Cobertura de la herida

Hay dos métodos de cura:

  • La cura seca, también llamada tradicional, que usa antisépticos y apósitos de gasa para cubrir la herida.
  • La cura húmeda, que consiste en mantener la herida protegida del exterior proporcionándole un ambiente húmedo, con el exudado de la herida en contacto permanente con ella y utilizando diferentes apósitos.

Las heridas cubiertas con una película impermeable cicatrizan más rápido que las expuestas al aire. Si además se mantienen cubiertas con un cierto grado de humedad, se evita la formación de la costra y se acelera el proceso de cicatrización.

Características de ambos tipos de cura:

Cura seca Cura húmeda
  • No retiene la humedad en la herida, retrasa la cicatrización
  • Disminuye la temperatura en el lecho de la herida, dañando el tejido de granulación
  • Con el exudado de la herida, se forma una costra que se adhiere al lecho de la herida
  • No aísla de los contaminantes externos
  • Promueve la migración celular en la cicatrización
  • Facilita el intercambio de gases
  • Permite el manejo del exudado
  • No daña las células formadas al retirar el apósito
  • Acorta el tiempo de curación

 

Un apósito ideal debe ser biocompatible, proteger la herida de las agresiones externas físicas, químicas y bacterianas, mantener el lecho de la herida continuamente húmedo y la piel circundante seca, eliminar y controlar los exudados y el tejido necrótico mediante su absorción, dejar la mínima cantidad de residuos en la lesión, adaptarse a las zonas difíciles, respetar la piel perilesional (piel que rodea la herida) y ser fácil de aplicar y retirar. Los apósitos de gasa no cumplen con la mayoría de estas características.

Para la elección del tipo de apósito para la cura húmeda se tendrá en cuenta lo siguiente:

  • Localización de la herida
  • Tamaño
  • Estadio
  • Cantidad de exudado
  • Cavitación
  • Estado de la piel perilesional
  • Signos de infección
  • Estado general de la persona
  • Nivel asistencial y disponibilidad de recursos
  • Rentabilidad
  • Facilidad de aplicación en el autocuidado

La frecuencia de cambio de cada apósito vendrá determinada por las características específicas del producto seleccionado y las características de la herida. Sabemos que en cada cambio de apósito se reduce la temperatura del lecho de la herida y se inhibe la actividad de reparación de los tejidos, y que la recuperación de la temperatura normal puede tardar 40 minutos y reanudar la actividad de reparación tisular unas 3 horas.

Se deberá elegir el apósito que permita un manejo óptimo del exudado sin permitir que se seque el lecho de la herida ni se lesione la piel perilesional debido al exceso de exudado.

Algunos apósitos para la cura en ambientes húmedos se pueden combinar entre sí, así como con otros productos para el cuidado de las heridas.

Para proteger la piel perilesional del exudado y otras agresiones, se recomienda utilizar productos con películas de efecto barrera no irritantes.

La elección del tipo de cura, el producto y la frecuencia del cambio se determinarán según los criterios de la enfermera de acuerdo con la práctica basada en la evidencia (la mejor evidencia disponible en la literatura).

 

2.  Cómo curar una herida traumática en casa

2.1 Herida cortante

2.2 Herida por abrasión

2.3 Herida con contusión 

 

2.1 Herida cortante

Las heridas cortantes se producen por objetos cortantes (cuchillos, ralladores, hojas de metal, vidrio, etc.). Tienen bordes limpios y bien definidos y se caracterizan por un sangrado más abundante.

 

¿Qué debemos hacer?

Hay que lavar la herida y la zona con agua y jabón para eliminar los restos de sustancias que puedan contaminar la herida.

Aplicar una solución antiséptica (clorhexidina al 1 % o 2 %) en la herida para eliminar los microorganismos de la herida y prevenir infecciones.

Posteriormente, aplicar presión directa sobre la herida con una gasa estéril, un pañuelo o una toalla limpia hasta que deje de sangrar. Levantar la extremidad afectada por encima del corazón —esta posición nos ayudará a disminuir el sangrado de la herida; si la herida está en un dedo o una mano, levantaremos el brazo, y si está en un pie o una pierna, nos acostaremos en una cama o sofá con la pierna levantada sobre un cojín.

Una vez controlada la hemorragia, se cubrirá la herida con un apósito de cura en ambiente húmedo, que se puede comprar en la farmacia —la mayoría de los apósitos están financiados por el CatSalut y se puede obtener la receta en el centro de salud. No se recomienda poner gasa sobre la herida para evitar que se pegue, ni dejar la herida descubierta para evitar que se infecte.

Si se presenta dolor y no se tienen contraindicaciones, tomar un comprimido de paracetamol en la dosis prescrita por el profesional de la salud.

En las heridas profundas localizadas sobre una articulación, que se abren cuando se mueve la articulación, o en las heridas en las que al abrir los bordes se ve grasa, músculos, tendones o huesos, se necesitarán puntos de sutura. Si una herida requiere puntos de sutura, será necesario acudir a un centro de salud antes de las 6 horas, ya que si se tratan pasado ese tiempo se consideran heridas sucias o contaminadas, por lo que tienen un mayor riesgo de infección y no se pueden suturar (cerrar una herida con puntos de sutura o grapas).

La primera cura se realizará a las 48 h y, si no aparecen complicaciones (aumento del dolor, enrojecimiento, inflamación, exudado purulento...), limpiaremos la herida con suero fisiológico o agua potable, secaremos la piel perilesional con una gasa y la cubriremos con un apósito nuevo. Realizaremos la cura cada 48-72 h hasta su cicatrización en 7-10 días. Podemos utilizar apósitos con película de poliuretano, que son impermeables y facilitan la higiene corporal sin que el apósito se moje ni se caiga.

La herida permanecerá tapada y el apósito siempre limpio y seco; si el apósito se cae o se ensucia por exceso de exudado, habrá que volver a curar y cubrir con un apósito nuevo.

Si se han colocado puntos de sutura en la herida, la mantendremos tapada, con el apósito limpio y seco, hasta los 7-10 días, cuando la enfermera del centro de salud los quitará.

 

¿Cuándo contactar con un profesional de la salud?

En las siguientes situaciones nos pondremos en contacto con la enfermera o enfermero del centro de salud:

  • El sangrado no se detiene después de 10 minutos de presión
  • Hay una pérdida de sensibilidad en la zona
  • Hay una pérdida de movimiento en la zona
  • La herida es muy extensa o profunda
  • La herida precisa puntos de sutura para unir los lados de la herida
  • La herida es una mordedura de animal o humana
  • El calendario vacunal contra el tétanos está incompleto o tenemos dudas sobre la correcta vacunación

 

2.2 Herida abrasiva

La abrasión se produce al frotar la piel con un objeto áspero, como el suelo o el asfalto, provocando así una herida.

 

¿Qué debemos hacer?

Lavar bien la herida y la zona con agua y jabón para eliminar la suciedad del suelo de la zona, son heridas con una alta probabilidad de infección.

Una vez controlada la hemorragia, se cubrirá la herida con un apósito de cura en ambiente húmedo, que se puede comprar en la farmacia y pedir la receta en el centro de salud, la mayoría de los apósitos están financiados por el CatSalut. No se recomienda poner gasa sobre la herida para evitar que se pegue, ni dejar la herida descubierta para evitar que entren microorganismos y se infecte.

Si se presenta dolor y no se tienen contraindicaciones, tomar un comprimido de paracetamol en la dosis prescrita por el profesional de la salud.

La primera cura se realizará a las 48 h y, si no aparecen complicaciones (aumento del dolor, enrojecimiento, inflamación, exudado purulento...), limpiaremos la herida con suero fisiológico o agua potable, secaremos la piel perilesional con una gasa y la cubriremos con un apósito. Realizaremos la cura cada 48-72 h hasta su cicatrización en 7-10 días. Podemos encontrar apósitos con película de poliuretano, que son impermeables y facilitan la higiene corporal sin que entre agua en el apósito o este se caiga.

La herida permanecerá tapada y el apósito siempre limpio y seco; si el apósito se cae o se ensucia por exceso de exudado, habrá que volver a curar y cubrir con un apósito nuevo.

 

¿Cuándo contactar con un profesional de la salud?

En las siguientes situaciones nos pondremos en contacto con la enfermera o enfermero del centro de salud:

  • La herida es muy extensa y/o afecta a articulaciones
  • El calendario vacunal contra el tétanos está incompleto o tenemos dudas sobre la correcta vacunación

 

2.3 Herida con contusión

Causada por un golpe o una caída sin provocar una herida abierta. Dependiendo de la fuerza del impacto, puede provocar daños en los tejidos e incluso en los órganos internos, al provocar una lesión en los vasos sanguíneos que deja salir la sangre por debajo de la piel, provocando una hemorragia interna, es lo que llamamos moretón o hematoma.

 

¿Qué debemos hacer?

Aplicar frío local, nunca directamente, envuelto en una toalla sobre la zona, durante 20 minutos cada 2 horas y durante las primeras 24 horas; esto evitará la aparición de un gran hematoma, la inflamación y reducirá el dolor.

Hacer algo de reposo y levantar la zona lesionada, si la herida está en el brazo o la pierna, para reducir la inflamación.

Si se presenta dolor y no se tienen contraindicaciones, tomar un comprimido de paracetamol en la dosis prescrita por el profesional de la salud.

 

¿Cuándo contactar con un profesional de la salud?

En las siguientes situaciones nos pondremos en contacto con la enfermera o enfermero del centro de salud:

  • Si toma medicamentos anticoagulantes (por ejemplo: Sintrom®, Eliquis®, Xarelto®, Pradaxa®, Lixiana®)
  • Ha recibido un golpe en la cabeza y ha perdido el conocimiento, tiene visión borrosa o ha vomitado
  • Aparece una gran inflamación o deformación de la zona
  • Aparece un hematoma muy extenso
  • El dolor en la zona no le permite descansar

 

3. Cuidado de las quemaduras

3.1  Primer grado 

3.2  Segundo grado superficial 

3.3  Segundo grado profunda 

3.4  Tercer grado 

 

Retirarse del agente causante de la lesión (calor, electricidad, frío o productos químicos) y quitarse la ropa si está mojada con el agente y pegada a la piel. Cuanto mayor sea el tiempo de exposición al agente, más profunda será la quemadura y mayor será el riesgo de complicaciones.

Si la quemadura está en la mano, quitarse rápidamente los anillos, las pulseras y el reloj y cualquier objeto apretado que se tenga en la zona quemada o cerca de ella, antes de que la zona se inflame.

 

3.1 Primer grado

 
Tratamiento

El objetivo es enfriar la lesión para neutralizar la acción del agente causante, el calor, o diluir y arrastrar las sustancias químicas y aliviar el dolor.

Irrigar la zona afectada o sumergirla colocando una gasa o trapos limpios empapados con agua potable o suero fisiológico a una temperatura de 18-20 °C (temperatura ambiente). A la temperatura que salga del grifo será suficiente, no es necesario que sea agua del frigorífico ni que se pongan cubitos de hielo para evitar que aumente la lesión cutánea.

Si se presenta dolor y no se tienen contraindicaciones, tomar un comprimido de paracetamol en la dosis prescrita por el profesional de la salud.

Hidratar la piel mediante cremas, aceites o geles, es la mejor manera de recuperar la deshidratación de la piel producida por la quemadura. Se aplicarán varias veces al día para evitar la sequedad de la piel.

 
Evolución

Se curan espontáneamente en menos de 7 días.

 

3.2  Segundo grado superficiales

 
Tratamiento

El objetivo es enfriar la lesión para neutralizar la acción del agente causante, el calor, o diluir y arrastrar las sustancias químicas y aliviar el dolor.

Irrigar la zona afectada o sumergirla colocando una gasa o trapos limpios empapados con agua potable o suero fisiológico a una temperatura de 18-20 °C (temperatura ambiente). A la temperatura que salga del grifo será suficiente, no es necesario que sea del frigorífico ni que se pongan cubitos de hielo para evitar que aumente la lesión cutánea.

Eliminar siempre las ampollas, ya que el líquido que contienen puede estar contaminado, la piel de la ampolla es permeable a la entrada de microorganismos y no se puede realizar una valoración correcta del tejido quemado.

Para eliminar las ampollas podemos hacerlo pinchándolas con una aguja estéril o con una aguja de coser y unas pinzas desinfectadas, estiraremos la piel de la ampolla hacia la periferia hasta que se rompa. En las palmas de las manos y las plantas de los pies, es necesario utilizar material quirúrgico cortante (bisturí), ya que la epidermis es mucho más gruesa. Una vez desbridada, la ampolla se cubrirá con un apósito de cura en ambiente húmedo, nunca con una gasa porque se pegará a la piel. La enfermera recomendará el apósito más adecuado para cada lesión, ya que existen diferentes tipos. Estos apósitos se pueden comprar en la farmacia y pedir la receta en el centro de salud, la mayoría de los apósitos están financiados por el CatSalut.

 

¿Cómo drenar una ampolla?
  • Lavarse las manos y la zona del cuerpo donde se encuentra la ampolla con agua y jabón y secarla suavemente.
  • Limpiar la ampolla con un antiséptico tópico, como una solución de clorhexidina al 1 %-2 %.
  • Limpiar una aguja limpia y puntiaguda con el antiséptico si no se dispone de una aguja estéril.
  • Usar la aguja para perforar la ampolla. Perforar la ampolla en varios puntos cerca del borde.
  • Drenar el líquido presionando con una gasa estéril.
  • Retirar la piel de la epidermis desvitalizada con la ayuda de una gasa o unas pinzas.
  • Cubrir la herida con un apósito adecuado en ambiente húmedo.
  • Revisar la zona cada 48 horas para comprobar que no haya infección.
    Quemadura segundo grado mano   Quemadura 2ºgrado superficial

 

Evolución

No dejan cicatrices importantes, solo un ligero cambio de coloración temporal debido a la diferencia de color con el tejido sano circundante. Se curan en entre 7 y 14 días.

 

3.3 Segundo grado profundas

 
Tratamiento

Igual que en el segundo grado superficial.

 

Evolución

Suelen dejar cambios en el color de la piel final, cicatrices permanentes y, en ocasiones, aparecen cicatrices con retracciones (encogimiento de la piel) y bridas (como cordones) que impiden los movimientos normales de las articulaciones y que pueden solucionarse con un tratamiento quirúrgico.

Se curan en entre 15 días y un mes. En las quemaduras extensas, es posible que se precise un autoinjerto (implante de tejido de la misma persona).

 

3.4  Tercer grado

 
Tratamiento

La mayoría de las lesiones requieren tratamiento quirúrgico con autoinjertos.

 

Evolución

La curación espontánea solo es posible en lesiones muy pequeñas. La cicatrización puede durar meses, con un resultado estético muy deficiente y con afectación de la movilidad articular, y en ocasiones los pacientes sufren la amputación de una parte del cuerpo.

Quemadura 3er grado  Quemadura 3º grado

 

4. Preparación del lecho de la herida

4.1 Control del tejido no viable 

4.2 Control de la infección y la inflamación

4.3 Control del exudado

4.4 Estimulación de los bordes epiteliales

4.5 Fomentar la cicatrización (R)

4.6 Situación social y factores relacionados con la persona (S)

 

La preparación del lecho de la herida es un concepto que define el procedimiento para el tratamiento integral de las heridas. Identifica las intervenciones necesarias para lograr las mejores condiciones para la eliminación o reducción de los obstáculos que dificultan el proceso de cicatrización y para la estimulación de los procesos biológicos que conducen a la fase de síntesis de nuevos tejidos, primero del tejido de granulación y luego de epitelización con el cierre de la herida. Es un concepto dinámico que debe adaptarse a las necesidades de la herida y al proceso de cicatrización.

La herramienta más utilizada por la enfermera para identificar los pasos a seguir para la preparación del lecho de la herida es el TIMERS, acrónimo en inglés, desarrollado en 2000 por Phalanga y Sibbald y actualizado por Atkin en 2019, que consta de 6 etapas:

  • T (tissue): control del tejido no viable
  • I (infection): control de la infección y la inflamación
  • M (moisture): control del exudado
  • E (edge): estimulación de los bordes epiteliales
  • R (regeneration): fomentar la cicatrización
  • S (social factors): situación social y factores relacionados con la persona

 

4.1  Control del tejido no viable (T)

La presencia de tejido desvitalizado, la acumulación de células de tejido muerto adheridas al lecho de la herida, es habitual en las heridas crónicas que no evolucionan hacia la cicatrización. El tejido desvitalizado constituye una barrera física en el proceso de cicatrización, prolonga el proceso inflamatorio, favorece el crecimiento de bacterias e impide la correcta valoración de la profundidad.

Podemos encontrar diferentes tipos de tejidos desvitalizados: tejido necrótico (tejido negro o marrón oscuro), esfacelo (tejido fibroso amarillo-blanco de consistencia blanda) y escara (placa definida de tejido parduzco o negro, gruesa, seca y sólida).

Para extraer el tejido desvitalizado, la enfermera utiliza diferentes técnicas de desbridamiento (proceso de extracción de tejido): quirúrgico (realizado por un cirujano en un entorno estéril en un quirófano), cortante (realizado por la enfermera con un bisturí en un centro de salud), mecánico (retirando apósitos húmedos o gasas que están secos en el tejido), larvario (con larvas estériles de la mosca Lucilia sericata), enzimático (con ungüentos enzimáticos que actúan eliminando el tejido desvitalizado), autolítico (desbridamiento natural con productos que aportan al tejido un ambiente húmedo para que el propio organismo elimine el tejido desvitalizado) u osmótico (productos que llevan a cabo un intercambio de fluidos de diferente densidad y favorecen la eliminación del tejido desvitalizado).

Antes de iniciar el desbridamiento, se debe considerar lo siguiente: el estado de salud de la persona, las posibilidades de curación, las expectativas vitales, los problemas/beneficios para la persona, el control del dolor asociado antes y después del procedimiento, la vascularización de la zona y la localización de la herida.

A la hora de elegir un método de desbridamiento tendremos en cuenta: la rapidez en la eliminación del tejido desvitalizado, la presencia de carga bacteriana, las características del tejido desvitalizado, la profundidad y localización de la herida, la cantidad de tejido desvitalizado, la cantidad de exudado, el dolor, las posibles alteraciones de la coagulación, la selectividad del método de desbridamiento en los tejidos y el coste del procedimiento.

teixit no viable

 

4.2  Control de la infección y la inflamación (I)

En la piel hay numerosos microorganismos, la mayoría de ellos bacterias no patógenas que se alimentan de la piel y ofrecen protección, esto es lo que se denomina microbiota cutánea.

La función protectora de la piel se pierde en presencia de una herida, lo que permite la entrada de microorganismos al interior del organismo, que pueden multiplicarse.

La mayoría de las bacterias provienen de la misma microbiota de la piel, pero en algunas situaciones pueden provenir del tubo digestivo, el aparato genital o las vías respiratorias, según la localización de la herida.

En las heridas crónicas se acepta la presencia de bacterias, pero esto no significa que todas las heridas estén infectadas. Actualmente se considera un proceso dinámico con 4 fases secuenciales: contaminación, colonización, colonización crítica e infección, dependiendo de la afectación en el proceso de cicatrización y del número de bacterias en los tejidos de la herida, es lo que se denomina el "continuum de la infección". Actualmente, los expertos han incorporado la biopelícula o "biofilm" en el proceso de la infección, presente en el 78 % de las heridas crónicas y responsable de las complicaciones y el retraso en la cicatrización.

control infección e inflamación

Las bacterias se multiplican y penetran más profundamente en el tejido de la herida, la cicatrización se detiene y los tejidos se dañan. Aparecen los signos clásicos de infección: dolor, olor, calor local, enrojecimiento, inflamación y exudado purulento. En las heridas crónicas van acompañados de signos sutiles como hipergranulación (exceso de tejido de granulación que se eleva por encima de la superficie en el lecho de una herida), sangrado del tejido de granulación, aumento del tamaño de la herida, retraso en la cicatrización, dolor o aumento del dolor, mal olor.

 

4.3  Control del exudado (M)

En una herida, la lesión inicial desencadena la inflamación, una de las primeras etapas del proceso de cicatrización, aumenta la permeabilidad capilar para que los leucocitos (nuestras defensas inmunitarias) puedan migrar y los vasos sanguíneos permiten la salida de más líquido, siendo el exceso de líquido el que forma el exudado de la herida.

Se ha demostrado que mantener la humedad en el lecho de la herida acelera la epitelización, pero las condiciones de humedad o sequedad extremas afectan negativamente a la cicatrización. Por lo tanto, un objetivo importante en el tratamiento de la herida será lograr un lecho de la herida húmedo pero no macerado, con exceso de humedad.
control exudado
En una herida aguda en proceso de cicatrización, la producción de exudado generalmente se reduce con el tiempo. En una herida que no cicatriza como se espera, la producción de exudado puede persistir y ser excesiva debido a la existencia continuada de procesos inflamatorios. El exceso de exudado de la herida contiene altos niveles de metaloproteinasas de la matriz, enzimas que destruyen las proteínas esenciales para la cicatrización.

La elevada producción de exudado puede responder a una amplia variedad de causas: puede deberse a una inflamación e infección de la herida o a una descompensación cardíaca y un edema periférico, entre otros. La baja producción de exudado, por otro lado, es una característica de las heridas crónicas de etiología isquémica o de un problema sistémico, como la deshidratación. Se deben tener en cuenta las características de absorción del apósito para garantizar un manejo adecuado del exudado de la herida.

Debe evitarse la combinación de apósitos para la cura en seco y en ambiente húmedo, como una tira de gasa como apósito principal en una herida con cavidades y un apósito de espuma con bordes adhesivos como apósito secundario, ya que no cumple con las indicaciones de cura en ambiente húmedo.

control exudado  control exudado

 

4.4  Estimulación de los bordes epiteliales (E)

Los bordes de la herida deben estar siempre libres de tejido desvitalizado, y la piel perilesional íntegra, para que se produzca la cicatrización.

herida

 

4.5 Fomentar la cicatrización (R)

En algunas ocasiones, para fomentar la cicatrización de heridas, utilizamos terapias avanzadas, como el colágeno, las células madre, los factores de crecimiento, el oxígeno, la terapia de presión negativa o los injertos.

 

4.6 Situación social y factores relacionados con la persona (S)

Se reconoce la importancia de valorar la participación de la persona en la adherencia al tratamiento, así como de su entorno de cuidado y familiar, para aumentar la posibilidad de cicatrización de la herida.

 

5. Recomendaciones específicas:

Muchas heridas leves son tratadas por el paciente o por un familiar o cuidador sin acudir al centro de salud, pero hay una serie de criterios que indican la necesidad de ser evaluadas por un profesional de la salud.

Heridas que deben ser evaluadas por un profesional de la salud:

  • Heridas con sangrado que no cesa.
  • Heridas extensas o profundas que pueden afectar a los órganos internos.
  • Heridas causadas por electricidad o productos químicos.
  • Heridas incisas que requieren puntos de sutura.
  • Heridas con presencia de cuerpos extraños y objetos clavados (anzuelos, herramientas, etc.).
  • Heridas por mordedura (perro, gato, persona, etc.).
  • Heridas infectadas (visualización de los signos clínicos de la infección: inflamación, dolor, mal olor, calor local o presencia de pus).
  • Heridas que no cicatrizan en el tiempo esperado.
  • Heridas con exceso de exudado.
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Control de la situación de salud
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Fuentes de información

Actualmente tenemos mucha información de rápido acceso en Internet y las redes sociales. Sin embargo, las noticias falsas, los bulos y las estafas por Internet son cada vez más habituales y también afectan a los problemas relacionados con la salud.

La iniciativa «Salud sin bulos» de la Asociación de Investigadores en eSalud surge con la intención de mejorar la calidad de la información sobre salud física y mental en la red.

El III Estudio sobre bulos y fraudes en Internet, realizado por la Asociación de Internautas (AI), revela que el 90 % de los usuarios de Internet afirman haber leído información falsa o poco fundamentada en la red. El informe detalla que este tipo de datos falsos se refieren principalmente a cuestiones relacionadas con la salud y la alimentación (32,5 %).

¿Qué debemos hacer?

  • Es necesario comprobar la fuente de la información y asegurarse de que ha sido difundida por un organismo oficial.
  • Preguntar a un profesional de la salud antes de tomar medidas.

En los últimos años, se han desarrollado diferentes instrumentos con este fin, que permiten medir la calidad de los sitios web de salud, como el Cuestionario para evaluar páginas web sanitarias según criterios europeos.

Situaciones de vida relacionadas
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El ser humano, a lo largo de la vida, pasa por una serie de etapas en su evolución como persona. En este viaje se producen situaciones de riesgo, en las que con mucha frecuencia se producen lesiones.

  1. Infancia
  2. Adolescencia
  3. Edad adulta
  4. Vejez

 

1. Infancia

En la infancia, la falta de conciencia del riesgo da lugar a una exposición continua a situaciones que pueden provocar lesiones. Una de las tareas más importantes de los padres o cuidadores en estos momentos es proteger al niño y, sobre todo, enseñarle a prevenirlas.

Si bien a partir de cierta edad es educativo y divertido compartir con los niños las tareas de preparación de la comida, la cocina es un lugar potencialmente peligroso para ellos, por lo que en ocasiones es necesario evaluar sus capacidades para decidir las tareas que pueden realizar.

En todas las situaciones, es necesario establecer las medidas de seguridad adecuadas para evitar lesiones por quemaduras o cortes, que son las más frecuentes en el entorno doméstico.

 

2. Adolescencia

En la adolescencia, el descubrimiento del mundo y la sensación de competencia, especialmente en los chicos, hacen que se estén forzando los límites constantemente.

Las lesiones que sufren con mayor frecuencia son las que se producen en sus actividades de ocio, cuando van en bicicleta o en moto, durante el uso de petardos, etc. El cumplimiento de las normas es la mejor forma de prevención.

 

3. Edad adulta

En la etapa adulta, la mayoría de las lesiones se producen, en el caso de las mujeres, en el ámbito doméstico, y en el caso de los hombres, en el ámbito laboral. La concentración y la adopción de las medidas de seguridad adecuadas para cada tipo de trabajo a la hora de realizar tareas repetitivas es la mejor forma de evitar accidentes.

También cabe destacar, en personas de ambos sexos, las producidas en accidentes de tráfico. La velocidad excesiva y el incumplimiento de las normas de circulación son sus principales causas. El cumplimiento de las normas de seguridad laboral y vial es la mejor forma de prevención.

 

4. Vejez

En la vejez, la principal causa de la producción de lesiones es la pérdida gradual de las funciones corporales (alteración de la marcha y el equilibrio, debilidad muscular, deterioro cognitivo o déficit visual y auditivo, entre otros), ya sea por el deterioro evolutivo normal propio del envejecimiento o por las enfermedades crónicas que producen estas pérdidas.

En estos casos, la mejor manera de prevenir las situaciones de riesgo es mejorar la calidad de vida de las personas, con intervenciones comunitarias basadas en el ejercicio físico y funcional, adaptaciones ambientales y seguimiento de las enfermedades crónicas.

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Factores y conductas de protección
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  1. Prevención de las heridas

    1.1 Accidentes en el hogar; 1.2 Accidentes de tráfico; 1.3 Accidentes en el entorno laboral; 1.4 Accidentes en actividades de ocio y tiempo libre

  2. Profilaxis antitetánica de las heridas

    2.1 Vacunación sistemática; 2.2 Pauta de primera vacunación para adultos; 2.3 Pauta de revacunación para adultos; 2.4 Recomendaciones para la prevención del tétanos en caso de herida; 2.5 Reacciones adversas de la vacuna

 

1. Prevención de las heridas

La prevención es la mejor forma de tratar las heridas. Muchas de las lesiones se producen por diferentes factores de riesgo, como los personales, por equipamientos o por comportamientos incorrectos, y son fáciles de evitar o reducir. Prevenir lesiones significa prever y anticipar los peligros, evaluar los riesgos y adoptar medidas antes de que ocurra un accidente.

Los accidentes que tienen como consecuencia una lesión se producen en los siguientes contextos: en el hogar, en el entorno laboral, en actividades de ocio y tiempo libre y en accidentes de tráfico.

 

1.1  Accidentes en el hogar

La cocina, El baño, El dormitorio, Aparatos eléctricos, Escaleras

 

La cocina

En la cocina suele haber varios objetos cortantes o afilados, como cuchillos, tijeras, navajas, agujas, etc. que deben manipularse con precaución y almacenarse adecuadamente después de su uso. En cuanto a los niños, y según la edad, hay que enseñarles su correcto manejo y nunca deben dejarse a su alcance hasta que sepan utilizarlos correctamente.

Qué hay que hacer:

  • Colocar los objetos de uso frecuente en lugares accesibles donde se puedan alcanzar sin tener que utilizar un taburete o una escalera.
  • Mantener los productos de limpieza fuera del alcance de los niños y en sus envases originales o debidamente etiquetados.
  • Usar ropa adecuada para cocinar, evitar las mangas anchas y las telas vaporosas o inflamables.
  • Poner al fuego todos los recipientes con líquidos calientes con los mangos o asas hacia adentro, para que no sobresalgan.
  • Al encender el horno de gas, primero hay que abrir la puerta y luego el grifo del gas, nunca al revés.
  • Utilizar siempre manoplas para abrir el horno.
  • Cabe recordar la importancia de utilizar extractores de humos durante la cocción.
  • Controlar el correcto funcionamiento de las ollas a presión, ollas rápidas, planchas eléctricas y otros utensilios de cocina.
  • Todos los aparatos eléctricos deben desconectarse después de su uso. Tampoco deben limpiarse ni humedecerse si todavía están enchufados.
  • Encender el fuego de chimeneas, barbacoas, etc. con material específico para este uso, evitando el alcohol u otros líquidos inflamables que conlleven el peligro de quemaduras.
  • Los aerosoles o productos con alcohol no deben usarse cerca de las llamas, ya que suelen ser gases altamente inflamables y pueden explotar.

 

El baño

En el baño las lesiones más frecuentes son las provocadas por una caída, un golpe o una herida. Para evitarlo, especialmente en el caso de personas con movilidad reducida, el baño debe estar adaptado con asas o barandas que permitan sujetarse y moverse de forma segura, especialmente en la entrada y salida de la bañera o ducha.

Qué hay que hacer:

  • Debe retirarse cualquier alfombrilla que no sea antideslizante dentro y fuera de la bañera.
  • Debe evitarse la acumulación de vapor con una buena ventilación. El exceso de vapor en el baño puede provocar lipotimias.
  • Nunca se deben usar aparatos eléctricos en el baño cuando haya exceso de humedad.
  • En el baño hay que tener en cuenta la temperatura del agua, especialmente en el caso de personas con sensibilidad térmica disminuida, bebés o niños pequeños y personas mayores, que pueden quemarse fácilmente con agua excesivamente caliente. La prevención implica establecer un sistema de control, ya sea mediante un dispositivo para regular la temperatura del agua que sale del grifo o con el uso de un termómetro de agua en el baño. Si no se dispone de este tipo de grifo, como medida de precaución siempre se debe abrir primero el agua fría, y después ir abriendo el agua caliente hasta alcanzar la temperatura deseada y, al terminar, proceder al revés, cerrando primero el agua caliente y por último el agua fría.

 

El dormitorio

Qué hay que hacer:

  • En el dormitorio, se debe evitar colocar objetos alrededor de la cama que impidan la entrada o la salida.
  • Debe recordarse que hay que encender siempre la luz si una persona se levanta por la noche para ir al baño.
  • Es necesario sentarse en la cama un rato antes de ponerse de pie, y levantarse lentamente para evitar mareos.
  • Siempre debe haber una luz encendida entre la habitación y el baño si se tiene la costumbre de levantarse por la noche para ir al baño.
  • Si se tiene una alfombra, debe estar fijada al suelo o ser antideslizante.
  • No se debe dormir con las estufas encendidas, especialmente si son de gas y llama viva.
  • Las bolsas de agua caliente deben estar bien cerradas y protegidas con una toalla o algo de ropa, para que no toquen la piel directamente.

 

Aparatos eléctricos

Qué hay que hacer:

  • Los enchufes no deben sobrecargarse con ladrones o regletas con enchufes múltiples (especialmente para dispositivos que tienen un gasto importante de energía eléctrica: lavadora, plancha, etc.), ya que pueden sobrecalentarse hasta el punto de generar un incendio.
  • El cableado eléctrico debe ser adecuado a la intensidad de la corriente y estar en buenas condiciones, de lo contrario podría ser la causa de un cortocircuito.
  • Proteger los enchufes con tapas especiales que impidan la posible introducción de los dedos o utensilios.
  • Nunca se debe manipular la electricidad con las manos o los pies mojados, ni ir descalzo.
  • Nunca desenchufar un aparato eléctrico tirando del cable.
  • Evitar acercarse demasiado a estufas y fuentes de calor, separándolas al menos un metro de la persona o de cualquier material fácilmente combustible, ya que podrían producir quemaduras por un calentamiento excesivo prolongado o por el incendio de la ropa.
  • No manipular un aparato sin desenchufarlo.
  • Tener cuidado con los niños y las mascotas, se debe evitar que los aparatos eléctricos estén a su alcance y proteger los enchufes.
  • Los aparatos eléctricos utilizados en la cocina y el baño deben estar bien secos y alejados del agua (bañera, etc.).

 

Las escaleras

Qué hay que hacer:

  • Sujetarse a la barandilla al subir o bajar escaleras.
  • Siempre bajar o subir las escaleras con la luz encendida.
  • Retirar todos los objetos que puedan provocar tropiezos.
  • Usar calzado cómodo, bien ajustado y con suelas de goma.

 

1.2  Accidentes de tráfico

En el caso de los accidentes de tráfico, el cumplimiento de las normas de circulación es la mejor forma de prevención.

Qué hay que hacer:

  • Mantenerse a una distancia segura del vehículo de delante.
  • No consumir bebidas alcohólicas, drogas o medicamentos psicoactivos antes de conducir.
  • Respetar las señales de tráfico.
  • No utilizar dispositivos móviles.
  • No sobrepasar los límites de velocidad.
  • Mantener el vehículo en buenas condiciones.
  • Utilizar el cinturón de seguridad.
  • Utilizar sistemas de retención infantil apropiados para la edad.
  • En el caso de conducir una moto, bicicleta o patinete, se debe tener en cuenta el uso correcto del casco, de talla adecuada y bien atado, además de vestirse con ropa y calzado adecuados para minimizar las lesiones en caso de caída.
  • Mantener períodos de descanso en los viajes largos.

 

1.3  Accidentes en el entorno laboral

Un accidente de trabajo se define, en la Ley General de la Seguridad Social, como cualquier lesión corporal sufrida por un trabajador con causa o como resultado del trabajo realizado por cuenta ajena. Para evitar accidentes en el entorno laboral, se deben cumplir estrictamente las normas de seguridad laboral. Hay que tener en cuenta que las situaciones de estrés o precariedad en el trabajo favorecen que quienes las padecen sean víctimas frecuentes de accidentes y lesiones.

Qué hay que hacer:

  • Revisar periódicamente los hábitos de trabajo para detectar posibles acciones que puedan generar riesgos.
  • Informar a la unidad de Prevención de Riesgos Laborales del centro de trabajo.
  • Las salidas, las zonas de paso, las vías de evacuación y los espacios de trabajo deben mantenerse siempre libres de objetos y líquidos o sustancias resbaladizas.
  • Utilizar las herramientas y el equipo de trabajo adecuados a la tarea que se va a realizar y para la que han sido diseñados. Respetar las instrucciones de uso y mantenimiento. Si se detectan anomalías en alguna máquina o herramienta durante su funcionamiento, manipulación o inspección visual, informar al Responsable de Seguridad y Salud Laboral del centro.
  • Usar los equipos de protección individual (guantes, casco, protectores auditivos, etc.) necesarios para protegerse de los riesgos a los que se está expuesto.

 

1.4  Accidentes en actividades de ocio y tiempo libre

Durante las actividades de ocio y tiempo libre son más frecuentes las quemaduras por exposición al sol, las picaduras de insectos, las caídas y las pequeñas heridas.

 

Quemaduras por exposición al sol

La exposición excesiva al sol es un riesgo importante para la salud que puede provocar quemaduras en la piel.

Ningún protector solar ofrece protección contra la radiación UVB y UVA, y no se puede garantizar una protección total contra los riesgos que la radiación ultravioleta conlleva para la salud. La única manera de evitar por completo el daño solar es evitar la exposición y, cuando no se haga, tomar las medidas de protección adecuadas que se describen a continuación para tratar de disminuir el riesgo.

Qué hay que hacer:

  • Evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (de 12 a 16 horas), así como las exposiciones prolongadas o las siestas al sol.
  • Disminuir las partes del cuerpo expuestas directamente al sol. La ropa ligera, las camisas de punto grueso y los pantalones largos bloquearán la mayor parte de la radiación solar. Las prendas más cómodas en climas cálidos son las camisas de algodón de colores claros. La ropa debe ser cómoda y no demasiado ajustada.
  • Se recomienda cubrir la cabeza con sombreros o gorras.
  • El sol también puede dañar los ojos, por lo que se recomienda utilizar gafas de sol homologadas que filtren al menos el 90 % de la radiación ultravioleta (UV).
  • Usar productos con factor de protección solar (FPS) con un factor alto y apropiados para la edad, el tipo de piel (cuanto más clara, mayor es el FPS necesario para garantizar una protección solar adecuada) y la zona del cuerpo, y que sean resistentes al agua. Leer atentamente las instrucciones del producto y aplicarlo de acuerdo con las instrucciones. Usar un protector solar que proteja al menos de la radiación UVB (a menudo indicada como FPS), causante de quemaduras solares; y de los rayos UVA (a menudo indicados con las siglas UVA enmarcadas en un círculo), los principales responsables del envejecimiento prematuro de la piel. Estos dos tipos de radiación también afectan al sistema inmunitario y contribuyen al riesgo de cáncer de piel.
  • Estos protectores deben aplicarse en cantidad suficiente y uniforme sobre la piel seca, 30 minutos antes de la exposición al sol, y renovarse cada dos horas y después de cada baño, de sudar, bañarse o secarse. No usar protectores solares que hayan estado abiertos desde el año anterior.
  • Tener cuidado al exponerse en el agua y dentro de ella, ya que la radiación puede penetrar hasta un metro en aguas cristalinas.
  • Extremar las precauciones en las partes del cuerpo más sensibles al sol: cara, cuello, calva, hombros, escote, orejas, manos y empeines. La protección de los labios debe hacerse con lápiz labial o barras fotoprotectoras.
  • Proteger especialmente a los niños, ya que son muy sensibles a la exposición al sol. También se debe evitar que los niños menores de 3 años se expongan al sol. Es necesario utilizar cremas con un factor solar elevado (se recomiendan factores de protección solar superiores a 40).
  • Tener en cuenta que durante las vacaciones los niños pueden estar expuestos al sol, por lo que se debe introducir el protector solar en la rutina diaria de cuidado de la piel del menor. Hacer que beban agua con frecuencia.
  • Si se toma medicación, comprobar que no aumente la sensibilidad de la piel a la radiación ultravioleta.
  • Cabe recordar que el riesgo de quemaduras solares aumenta con la altura (cada 300 metros, la potencia de la radiación ultravioleta aumenta un 4 %), por lo que en la montaña es necesario seguir los mismos consejos para protegerse del sol.
  • Usar protector solar incluso en días nublados. La radiación UV se refleja en el agua, la arena, la hierba y la nieve, también en los días nublados.

    Infografia Como actuar ante una quemadura solar

 

Picaduras de insectos

Durante el desarrollo de las actividades al aire libre es habitual sufrir picaduras de mosquitos, arañas, avispas, abejas y otros insectos y, en algunos casos, picaduras de otros animales en su hábitat natural, o de medusas en el mar.

Qué hay que hacer:

  • Picaduras de medusas

    Las picaduras de medusas se distinguen por el hecho de que aparecen en la playa. La reacción de urticaria (tipo roncha sobreelevada) puede tener la forma alargada del tentáculo.

    Nunca deben tocarse, ni siquiera cuando están a la orilla del mar, ya que liberan el mismo líquido urticante y provocan las mismas lesiones.

    Se recomienda limpiar con agua salada, y retirar, con unas pinzas, los tentáculos que hayan quedado adheridos a la piel. La desinfección debe realizarse con un antiséptico (clorhexidina 1 %-2 %), aliviar el dolor con paracetamol o ibuprofeno, colocar una bolsa de hielo envuelta en un pañuelo durante 10 minutos sobre la picadura y, para la picazón, se pueden administrar antihistamínicos orales o en crema.

 

  • Picaduras de abeja o avispa 

    Las avispas y las abejas producen una reacción inflamatoria, con más dolor que picor. Suelen ser lesiones únicas, y se puede ver la picadura, en el caso de la avispa, o incluso el resto del aguijón en el caso de las abejas. Aparece una sensación de ardor, una inflamación progresiva de intensidad e irritación variables y un picor posterior, que puede durar desde unas pocas horas hasta 5-7 días.

    Es muy importante decirles a los pequeños que se mantengan alejados de los panales o nidos, que no corran si el insecto está cerca ni caminen descalzos en zonas con pasto o flores.

    Se recomienda limpiar inmediatamente la zona con agua y jabón, retirar el aguijón en la picadura de abeja y aplicar una bolsa de hielo envuelta en un pañuelo para bajar la hinchazón y aliviar el picor. Desinfectar la lesión con un antiséptico (clorhexidina 1 %-2 %). Para la picazón intensa, se pueden tomar antihistamínicos por vía oral.

 

  • Pulgas y chinches

    Las pulgas o chinches suelen producir de 3 a 4 picaduras agrupadas o en línea recta en la misma zona, aquella en la que el insecto entra en contacto con la piel de la persona. Aparecen picor, hinchazón y enrojecimiento en la piel circundante.

    Se recomiendan antihistamínicos orales o en crema para la picazón intensa y pomadas de hidrocortisona para la inflamación de las lesiones, según la valoración e indicación de un profesional de la salud.

 

  • Garrapatas

    La picadura de la garrapata inocula con la saliva una sustancia anestésica que hace que la picadura sea indolora. Solo un pequeño porcentaje puede transmitir infecciones como la enfermedad de Lyme o la fiebre botonosa mediterránea, entre otras. El peligro de la enfermedad de Lyme se debe a que, si no se detecta en las primeras etapas, da paso a una sintomatología más grave similar a la de la meningitis, con alteraciones neurológicas. Se caracteriza por la aparición de eritema alrededor de la picadura en forma de diana con círculos rojizos concéntricos y por síntomas parecidos a los de la gripe.

    La garrapata debe retirarse lo antes posible, ya que cuanto más tiempo pasa, mayor es la probabilidad de infección. El parásito debe extraerse por completo; para ello, el parásito debe atraparse lo más cerca posible de la piel con unas pinzas de punta fina. A continuación, debe estirarse suavemente hacia arriba, sin girar ni retorcer la pinza. Hay que procurar no aplastar el cuerpo, para que el contenido no acabe siendo expulsado por la parte que está adherida a la piel.

    Se recomienda, una vez retirada la garrapata, limpiar con agua y jabón y aplicar un antiséptico (clorhexidina 1 %-2 %). Introducir el parásito en un frasco cerrado con un papel humedecido en agua por si fuera necesario analizarlo en el laboratorio y observar atentamente la sintomatología por si fuera necesario consultar a un profesional de la salud.

 

  • Mosquitos

    Los mosquitos producen picaduras de pequeño tamaño, rojizas y con una discreta elevación, con una intensa reacción de picor. Suelen aparecer en zonas expuestas (aunque en el caso del mosquito tigre puede atravesar las telas de la ropa), y se suele observar una roncha circular u ovalada típica.

    El uso de repelentes químicos es efectivo, pero aunque no se ha demostrado su toxicidad, generalmente no se recomienda su administración tópica a niños menores de dos años. Lo que sí se podría utilizar son repelentes naturales, como la citronela, que no presentan toxicidad, aunque la eficacia y la duración del efecto son menores.

    Se recomienda limpiar con agua y jabón y aplicar una bolsa de hielo envuelta en un pañuelo para bajar la hinchazón y aliviar el picor. Administrar antihistamínicos orales o en crema para el picor intenso y pomadas de hidrocortisona para la inflamación de las lesiones, según la valoración e indicación de un profesional de la salud.

    Infografía Me ha picado un insecto

 

Choque anafiláctico

En caso de ser alérgico al animal que produce la picada, la reacción pasa de local a sistémica, con la posibilidad de desarrollar anafilaxia, por lo que la gravedad aumenta.

Los síntomas son muy variables y aparecen en los primeros 5 minutos:

  • Urticaria generalizada, con ronchas en la piel.
  • Angioedema: inflamación de la cara y el cuello que afecta a las vías respiratorias (úvula) y dificulta la respiración.
  • Pueden aparecer síntomas digestivos, como vómitos.
  • En estos casos, es necesario acudir, de forma inmediata, al servicio de urgencias.
  • Si ya se sabe que se es alérgico, se recomienda llevar siempre consigo un kit de jeringas precargadas de adrenalina autoinyectable.

Una jeringa precargada de adrenalina (también llamada epinefrina) autoinyectable. Si se tiene una picadura con una reacción sistémica, su inyección intramuscular o subcutánea aplicará la dosis correspondiente en función del peso del niño.

El fármaco inicial debe ser la adrenalina; el resto del tratamiento, como los antihistamínicos tópicos o sistémicos o los corticosteroides, se considera de segunda línea.

 

Caídas

Las caídas en el tiempo de ocio están estrechamente relacionadas con la práctica de ejercicio al aire libre: bicicletas, paseos por la montaña, uso de patines o la práctica de algún deporte, etc.

Qué hay que hacer:

  • Usar un casco al ir en bicicleta para evitar lesiones en la cabeza y, en los patines, también férulas en las palmas de las manos para proteger las muñecas.
  • Realizar deporte o senderismo en la montaña en grupo y llevar siempre un móvil para estar localizable si se tiene una lesión grave.
  • Seleccionar cuidadosamente la ropa y el calzado adecuados para cada actividad física y estación del año.
  • Hacer ejercicios de estiramiento antes y después de la actividad física.
  • Mantenerse bien hidratado.
  • Consultar y prestar atención a las recomendaciones meteorológicas cuando se planifique una actividad al aire libre.

 

2. Profilaxis antitetánica de las heridas

La profilaxis antitetánica mediante la vacunación antitetánica es la estrategia más eficaz para la prevención de la enfermedad tetánica, ya que el control de la enfermedad solo se logra con la vacunación.

La alta cobertura de la vacunación contra el tétanos ha reducido la incidencia y la mortalidad del tétanos en España. En los últimos años, la incidencia está disminuyendo y los casos se diagnostican en personas no vacunadas o con pautas de vacunación incompletas.

El calendario de vacunación de por vida recomienda la vacunación contra el tétanos con una serie primaria de 3 dosis a los 2, 4 y 11 meses de edad, dos dosis de refuerzo, una a los 6 años y otra a los 14 años, y revisar la pauta de vacunación alrededor de los 65 años. Los adultos bien vacunados, con al menos 5 dosis, recibirán una sola dosis de refuerzo, mientras que en los vacunados de forma incompleta se actualizará la vacunación hasta completar las 5 dosis.

En España, el tétanos tiene una incidencia anual de entre 0,01 y 0,03 casos por cada 100 000 habitantes. El año 2018 se declararon 6 casos de tétanos en la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica, 2 hombres y 4 mujeres; 4 casos tenían entre 35 y 64 años y 2 tenían más de 64 años. Los antecedentes de exposición incluyeron heridas punzantes, algunas contaminadas con aguas residuales, y el uso de drogas inyectables. Todos estaban sin vacunar o estaban vacunados de manera insuficiente. Por otro lado, en los recién nacidos, el último caso declarado en España se notificó en Melilla en 2006, en una niña nacida en parto domiciliario en Marruecos.

 

1.1  Vacunación sistemática

La vacunación infantil se realiza con la vacuna hexavalente (que contiene antígenos contra la difteria, el tétanos, la tosferina, la poliomielitis, Haemophilus influenzae tipo b y la hepatitis B) y se administran tres dosis a los dos, cuatro y once meses. Posteriormente, se administran dos dosis de refuerzo a los seis y catorce años, la DTPa-PI (contra la difteria, el tétanos, la tosferina y la poliomielitis) y la Td (contra el tétanos y la difteria en adultos), respectivamente, según lo registrado en el calendario de vacunación.

En los niños vacunados según el calendario anterior, a los 2, 4 y 6 meses, la vacunación a partir de los seis años se realiza con la vacuna dTpa. Con la vacunación contra la tosferina en mujeres embarazadas con la vacuna dTpa también se fortalece la inmunidad contra el tétanos. Además, para proteger a las personas durante toda la vida, también es necesario administrar dos dosis más de la vacuna contra el tétanos a los cuarenta y a los sesenta y cinco años.

Los adultos no vacunados, es decir, aquellos que nunca han recibido una dosis de la vacuna, deben recibir tres dosis de la vacuna: la primera, lo antes posible; la segunda, con un intervalo de al menos cuatro semanas después de la primera dosis, y la tercera, al menos seis meses después de la segunda dosis.

 

1.2  Pauta de primera vacunación para adultos

 

Adultos que no hayan recibido dosis anteriores
Vacuna Td 1.ª dosis Vacuna Td 2.ª dosis Vacuna Td 3.ª dosis
Lo antes posible Al menos 4 semanas después de la primera dosis Al menos 6 meses después de la segunda dosis

Td: vacuna antitetánica y antidiftérica

Y, posteriormente, deben recibir dosis de refuerzo 10 años después de la tercera dosis y 10 años después de la cuarta dosis, para hacer un total de cinco dosis. Estas dos últimas dosis (la cuarta y la quinta) se pueden administrar en un intervalo mínimo de un año entre la tercera y la cuarta dosis y entre la cuarta y la quinta dosis.

 

1.3  Pauta de revacunación para adultos

  Vacuna Td 1.ª dosis de recuerdo (4.ª dosis) Vacuna Td 2.ª dosis de recuerdo (5.ª dosis)
Primera vacunación en adultos 
(intervalos mínimos recomendados)
10 años después de la 3.ª dosis 10 años después de la 4.ª dosis
Intervalo mínimo válido entre dosis 12 meses después de la 3.ª dosis 12 meses después de la 4.ª dosis

Td: vacuna antitetánica y antidiftérica

 

En los adultos, para que se considere que se tiene una vacunación antitetánica completa, se deben haber recibido 5 dosis y se deben valorar todas las dosis administradas, tanto las de la vacunación sistemática como las administradas para la profilaxis de una herida, una intervención quirúrgica o, en el caso de una mujer, las del embarazo; nunca se debe reiniciar la pauta.

 

1.4  Recomendaciones para la prevención del tétanos en caso de herida

  • Heridas con riesgo potencial de infección por tétanos: heridas o quemaduras con un grado significativo de desvitalización de tejido; úlceras gangrenosas crónicas; heridas punzantes (especialmente cuando ha habido contacto con tierra o estiércol), contaminadas con un cuerpo extraño, fracturas con herida, mordeduras humanas o animales, congelaciones, aquellas que requieren intervención quirúrgica y esta se retrasa más de 6 h, y aquellas que se presenten en pacientes con sepsis. Se han descrito casos asociados a tatuajes y piercings.
  • Las heridas con alto riesgo de tétanos son aquellas contaminadas con una gran cantidad de material que puede contener esporas y/o que presentan grandes áreas de tejido desvitalizado. Recibirán siempre una dosis de inmunoglobulina independientemente de su estado de vacunación.
  • Herida quirúrgica. El tétanos tras una intervención quirúrgica es excepcional en nuestro ámbito. El origen puede ser endógeno (<10 % de las personas tienen Clostridium tetani en las heces) en una cirugía que puede contaminarse con contenido intestinal, o exógeno en el caso de heridas contaminadas. Los diabéticos y las personas que se inyectan drogas corren un mayor riesgo.
Antecedentes vacunales Herida limpia Herida con riesgo potencial de tétanos
  Vacuna Td o dTpa IgT Vacuna Td o dTpa IgT4
Vacunación desconocida o incompleta 1 No
Vacunación correcta No2 No No3 No

Td: vacuna antitetánica y antidiftérica

dTpa: vacuna antidiftérica, antitetánica y antipertussis acelular (para adultos)

IgT: inmunoglobulina antitetánica

Para iniciar o completar la vacunación.

Sí, si han pasado más de 10 años desde la última dosis.

Sí, si han pasado más de 5 años desde la última dosis.

4 Con respecto a las personas inmunodeprimidas y a los usuarios de drogas por vía parenteral, se les debe administrar una dosis de IgT en el caso de heridas con riesgo de tétanos, independientemente del estado de vacunación.

 

Si es necesario administrar el toxoide y la inmunoglobulina al mismo tiempo, es necesario poner las inyecciones en diferentes lugares.

 

1.5  Reacciones adversas de la vacuna

La mayoría de las reacciones adversas son locales, como dolor, eritema e hinchazón o induración en el lugar de la inyección. Si se sienten molestias en el brazo o en la zona de la punción, aplicar frío local. Se pueden usar acumuladores de frío de neveras portátiles o bolsas de hielo protegidas con un paño limpio para evitar quemaduras en la piel. 

reacción vacuna

Con baja frecuencia se producen fiebre, cefalea, mialgias o náuseas. Se puede tomar un antitérmico o analgésico como el paracetamol con la frecuencia recomendada por el profesional de la salud.

Pueden producirse reacciones de hipersensibilidad local (denominadas reacción de Arthus) en relación con el número de dosis recibidas, por lo que es importante no administrar la vacuna con una frecuencia superior a la recomendada y mantener los intervalos de administración de las dosis.

Qué hacer si la vacuna me hace reacción

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Factores y conductas de riesgo
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Como hemos mencionado anteriormente, el proceso de cicatrización de la herida puede verse alterado por varios factores, que podemos clasificar en: 

  1. Factores generales
  2. Factores locales

 

1. Factores generales

Son factores atribuidos a la persona y que influyen en el proceso de cicatrización; se incluyen los factores físicos, psicológicos y sociales.

1.1 Factores físicos

Se ha demostrado que factores físicos como la diabetes mellitus, la obesidad, la malnutrición, la edad avanzada (más de 60 años), la isquemia, la hipovolemia, el cáncer, la insuficiencia orgánica, las infecciones e incluso las limitaciones de la movilidad afectan a la cicatrización. Por lo tanto, un elemento fundamental del tratamiento de las heridas será lograr, en la medida de lo posible, un buen control de la enfermedad. Si la enfermedad no se puede corregir o es difícil de controlar, la cicatrización de la herida se retrasa.

  • Localización anatómica
    Hay zonas que se regeneran por completo, como las encías, y otras con un proceso de cicatrización más deficiente, como la espalda o el tórax.
  • Edad
    Se ha observado que el proceso de cicatrización es mucho más lento en las personas de edad avanzada. Con la edad, la estructura de la piel se va modificando y va perdiendo su capacidad de regeneración. Las glándulas sebáceas y sudoríparas tienen menos actividad y la producción natural de colágeno y elastina disminuye, al igual que el ácido hialurónico, por lo que la piel presenta más signos de sequedad y menos elasticidad. Por otro lado, la circulación se ralentiza y el suministro de sangre es deficiente, por lo que la piel recibe menos oxígeno y nutrientes.

    Asimismo, en los niños, debido a la inmadurez de la piel, la reparación cutánea también se ve afectada.
  • Sexo
    Las mujeres fértiles cicatrizan peor que las mujeres posmenopáusicas y los hombres, debido a la influencia de los estrógenos, que actúan inhibiendo la síntesis del tejido de granulación.
  • Raza
    La raza negra tiene una mayor tendencia a la formación de cicatrices hipertróficas que la raza blanca.
  • Tabaquismo
    Altera la función plaquetaria, disminuyendo el tiempo de formación de coágulos, altera la microcirculación y produce un déficit de oxigenación tisular.
  • Alcoholismo crónico
    Disminuye la resistencia de la piel a las agresiones internas y externas.
  • Estado nutricional
    La carencia de proteínas en la dieta prolonga la fase inflamatoria y retrasa la síntesis de colágeno y la formación de nuevos vasos sanguíneos.

    Las vitaminas A y C son elementos muy importantes en la síntesis de colágeno. Su disminución o falta en la dieta provocará un retraso en todo este complejo proceso.

    La deficiencia de oligoelementos (hierro, cobre, zinc, arginina) también conlleva un retraso en la cicatrización.
  • Diabetes mellitus
    Provoca alteraciones vasculares, disminución del oxígeno en los tejidos y riesgo de infección.
  • Infecciones
    Algunas bacterias se alimentan del tejido recién formado y provocan un aumento de las sustancias que destruyen el colágeno.
  • Hipovolemia (disminución del volumen sanguíneo circulante)
    La disminución del flujo sanguíneo en los tejidos ralentiza todos los procesos de cicatrización.
  • Trastornos de la tiroides (exceso o deficiencia de hormonas de la glándula tiroides)
    El hipertiroidismo aumenta la descomposición del colágeno y disminuye la colagenogénesis, es decir, la formación de nuevo colágeno.

    El hipotiroidismo retrasa ambas fases, la descomposición del colágeno y la colagenogénesis.
  • Alteraciones cutáneas
    Las personas que tienen glándulas sebáceas hiperactivas, psoriasis, dermatitis seborreica y/o eccema tienen una mayor tendencia a generar cicatrices anchas e irregulares.
  • Alteraciones del aparato locomotor
    La disminución de la movilidad interfiere en el proceso de reparación de la herida.
  • Coagulopatías
    Alteran la formación de fibrina, dificultando la estabilización del coágulo plaquetario.
  • Anemia
    Impide el transporte de oxígeno a las células.
  • Trastornos inmunitarios
    Aumentan el riesgo de infección, en las alteraciones de la serie blanca hay una alteración en la respuesta frente a la infección.
  • Síndrome de Cushing (trastorno hormonal debido al exceso de la hormona cortisol)
    Ralentiza la respuesta inflamatoria del proceso de cicatrización, además de dificultar la síntesis y potenciar la destrucción del colágeno.
  • Tratamientos
    • Los corticosteroides actúan como inmunosupresores y aumentan el riesgo de infección.
    • Los antiinflamatorios retrasan la fase inflamatoria.
    • Los inmunosupresores retrasan la cicatrización y facilitan la aparición de infecciones.
    • Los antineoplásicos interfieren en el proceso de cicatrización.
    • La penicilina favorece la destrucción del colágeno.
    • La adrenalina altera la acción de las defensas a nivel local y favorece los procesos infecciosos.
    • La testosterona y sus derivados promueven la síntesis de colágeno.
    • La nicotina interfiere en la fase inflamatoria.
    • La hipersensibilidad o la alergia a los medicamentos utilizados para tratar la herida, si los hubiera, limitan la variedad de tratamientos disponibles y, por lo tanto, determinan la complejidad de la herida y el resultado del tratamiento.
1.2 Factores psicosociales

Se ha demostrado que los factores psicosociales, como el aislamiento social, una situación económica precaria y la sensación de dolor, también influyen en la cicatrización.

El estrés y la depresión provocan alteraciones en la función inmunitaria que, al mismo tiempo, influyen negativamente en múltiples procesos fisiológicos, entre los que se encuentra la cicatrización de las heridas.

 

2. Factores locales

  • El tamaño: cuanto más grande sea la herida, más se retrasará la cicatrización.
  • Factores mecánicos. La herida puede volver a abrirse si es sometida a tensiones que provoquen que los bordes se separen o presión sobre el lecho de la herida, dificultando la llegada de nutrientes y provocando un retraso en el proceso de cicatrización.
  • La humedad es necesaria para el proceso de cicatrización, pero su exceso o defecto provoca alteraciones en el lecho de la herida.
  • La infección es una barrera para la creación de células de nueva formación, además de inhibir la síntesis del tejido de granulación, lo que afecta a la fase de desbridamiento.
  • La disminución del flujo sanguíneo provoca una disminución en la cantidad de oxígeno y nutrientes en el proceso de cicatrización.
  • La disminución del oxígeno produce hipoxia y muerte del tejido.
  • Una temperatura inferior a la fisiológica provoca vasoconstricción y disminución del flujo sanguíneo capilar, lo que hace que el proceso de cicatrización se ralentice o interrumpa.
  • El edema limitará el suministro de sangre debido al aumento de la presión sobre los vasos sanguíneos, lo que inhibirá el transporte de nutrientes a la herida y la reconstrucción de la zona lesionada.
  • Cuerpos extraños en el lecho de la herida: su presencia provoca daño tisular.
  • Tejido no viable o desvitalizado: compuesto por células muertas, propicia la proliferación de microorganismos y representa una barrera para el crecimiento del tejido de granulación.
  • Los procedimientos de cura inadecuados, sin una buena asepsia, el uso de antisépticos agresivos, etc., alteran la reconstrucción de nuevos tejidos y lesionan el tejido de granulación, que es muy frágil, lo que retrasa la cicatrización de las heridas.

 

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Repercusiones, personales, familiares y sociales
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Una herida, sea cual sea la causa, afecta a la calidad de vida de la persona que la sufre. Además, puede implicar una baja laboral o pérdida de tiempo de trabajo, un coste económico por los tratamientos y materiales utilizados en los cuidados, una disminución de la interacción social o el aislamiento social y la necesidad de ayuda para llevar a cabo las actividades de la vida diaria (actividades orientadas al cuidado del propio cuerpo, como: higiene personal, ducharse, vestirse, comer, dormir, control de esfínteres, ir al baño o moverse).

Las lesiones en las manos, en general, tienden a interferir en la vida laboral y doméstica, dificultando o imposibilitando la realización de las tareas diarias, como limpiar o cocinar, incluida la higiene personal.

Las que se producen en las piernas y los pies limitan la movilidad y, en determinadas situaciones, pueden implicar una baja por enfermedad o depender de otras personas para los desplazamientos.

Cuando afectan al rostro pueden tener repercusiones estéticas y psicológicas, afectando la autoestima de la persona.

Información general

Descripción
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Las heridas son un problema de salud que afecta a la población de todas las edades y tiene un importante impacto epidemiológico, económico y social.

La persona con una herida puede presentar limitaciones en la realización de las actividades básicas de la vida diaria, disminución de la calidad de vida, alteración de la autoestima, dolor, incapacidad laboral y repercusiones económicas debido al alto coste del tratamiento.

Una herida se define como una lesión que provoca la pérdida de continuidad de la piel. Como consecuencia, existe el riesgo de infección y la posibilidad de lesiones en los órganos o tejidos adyacentes, como los músculos, los nervios o los vasos sanguíneos. La gravedad de las heridas se evalúa en función de la profundidad, la extensión, la localización, la contaminación, la presencia de cuerpos extraños o los signos de infección.

Las heridas pueden ser superficiales o profundas y afectar a las distintas capas de la piel, los músculos, los tendones, los vasos o los nervios. Pueden producirse por múltiples causas (cortes, contusiones, quemaduras, etc.).

Cuando se produce una herida, el organismo inicia el proceso de reparación de los tejidos lesionados hasta lograr la normalidad funcional lo más rápido posible.

Actualmente, para el cuidado de las heridas hay diferentes tratamientos disponibles para lograr una cicatrización exitosa. Sin embargo, esta puede retrasarse debido a diferentes factores: relacionados con la persona (estado de salud, problemas de salud crónicos, medicamentos), relacionados con la herida (antigüedad de la lesión, tipo de tejido afectado, extensión) o relacionados con el tratamiento local de la herida (productos utilizados para el cuidado, habilidades y conocimientos de la persona que realiza la cura).

 

 

 

Historia
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La historia de las heridas es antigua; los distintos pueblos, de acuerdo con sus creencias culturales, han utilizado diversos métodos para favorecer el proceso de cicatrización y reducir los riesgos de infección.

El primer documento conocido es el papiro de Smith, escrito en el siglo xvii a. C., en el antiguo Egipto, en el que se describe cómo los egipcios aplicaban grasa animal, miel y fibras de algodón para elaborar preparados de aplicación local en forma de ungüentos, emplastos y pomadas para la cicatrización de las heridas. Asimismo, en esta época existen remedios mixtos que consisten en la aplicación de excrementos de animales (burro, cocodrilo, hipopótamo, ganado...) y magia con la intención de que el espíritu que poseía el cuerpo, y que era el causante de la herida, se fuera.

En el siglo xi a. C., en Mesopotamia se practicaban ritos mágicos y religiosos, se utilizaban plantas medicinales, sustancias minerales y animales que se aplicaban en tratamientos quirúrgicos y en la cura de heridas.

En Grecia, en el siglo v a. C., apareció con Hipócrates la medicina empírica y racional. Las heridas se limpiaban con agua y se aplicaban preparaciones con vino, miel o vinagre, para promover la desinfección y la cicatrización de las heridas.

Hasta principios de la década de 1960, el tratamiento local de las heridas consistía en aplicar antisépticos con el objetivo de que la herida estuviera libre de microorganismos, se secara y se formara una costra. Fue en 1962 cuando Winter observó que las heridas sanaban mejor cuando estaban cubiertas y se creaba un ambiente húmedo que cuando se dejaban secar al aire. La humedad producida por el propio exudado de la herida evitaba la deshidratación y la desecación de la herida y favorecía el proceso de cicatrización.

Y es a partir del año 2000 cuando surge el concepto de manejo avanzado de las heridas, con una revolución científica y de investigación dirigida al conocimiento de la fisiopatología e inmunología de los procesos celulares y humorales en las heridas.

Actualmente existe una amplia variedad de apósitos biotecnológicos y equipos avanzados para favorecer el proceso de cicatrización, reducir las complicaciones, el dolor y los costes, y mejorar la calidad de vida de las personas con una herida y sus familias.

 

 

Epidemiología
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  1. Lesiones por accidentes domésticos y de ocio
  2. Lesiones por accidentes de tráfico
  3. Lesiones por accidentes en el ámbito laboral 
  4. Lesiones por quemaduras 
  5. Lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia de las personas 
  6. Lesiones cutáneas de la extremidad inferior 
  7. Lesiones cutáneas tumorales

 

1. Lesiones por accidentes domésticos y de ocio

Los últimos datos publicados en 2013 por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en el Informe de Detección de Accidentes Domésticos y de Ocio (Informe DADO) nos informan de que seis de cada cien españoles y más del 10 % de los hogares sufrieron un accidente doméstico o de ocio. Este tipo de accidentes son la cuarta causa de muerte en la Unión Europea (UE) después de las enfermedades cardíacas, el cáncer y las enfermedades cerebrovasculares. Según datos de la Asociación Europea para la Prevención de Lesiones y la Promoción de la Seguridad (Eurosafe), la tasa de mortalidad de las lesiones domésticas y de ocio en la UE es el doble que la de los accidentes de tráfico y más de 10 veces la de los accidentes laborales. Las personas más afectadas son las más vulnerables: niños, ancianos o adultos mayores y personas con discapacidades.

El interior del hogar destaca como el lugar donde más se producen los accidentes, en el 54,5 % de los casos, seguido del área de transporte, con un 13,2 %, y el área deportiva, con un 9,5 % de los accidentes. Solo el 4,0 % de las personas que sufrieron un accidente doméstico o durante actividades de ocio necesitaron ingreso hospitalario.

Las caídas generan la mayoría de los accidentes, con el 51,1 % de los casos, y van seguidas de golpes y choques, así como de cortes y aplastamientos, con un 16,6 % y un 14,2 % del total, respectivamente, mientras que las quemaduras ocupan el tercer lugar, con un 9,2 % del total de accidentes.

Las contusiones son el tipo de lesión más frecuente en los niños menores de 1 año y en los ancianos, y afectan en mayor medida a las mujeres. Entre los jóvenes de 5 a 24 años, las lesiones más frecuentes son los esguinces, las heridas abiertas y las contusiones. Los esguinces son lesiones menos frecuentes a medida que aumenta la edad, mientras que las fracturas tienen una tendencia creciente.

 

2. Lesiones por accidentes de tráfico

Los últimos datos publicados por la Dirección General de Tráfico indican que en 2022 hubo un total de 72 959 accidentes de tráfico con víctimas en España, en los que 1145 personas perdieron la vida (un 4 % menos que en 2021) y 4433 resultaron heridas, de las que el 90,4 % requirió ingreso hospitalario.

En relación con las conductas de riesgo, las distracciones fueron el factor más frecuente en los accidentes mortales (estuvieron presentes en el 23 %), seguidas del incumplimiento de la distancia de seguridad (15 %) y los giros indebidos al volante (12 %).

 

3.  Lesiones debidas a accidentes en el entorno laboral

El Ministerio de Trabajo y Economía Social informa que, durante el año 2022, se produjeron 1 196 425 accidentes laborales, el 52,8 % con baja laboral. Comparando las cifras con las del año anterior, los accidentes con baja experimentaron un aumento del 10,4 % y los accidentes sin baja un descenso del 0,1 %.

Entre los accidentes con baja laboral, el 87,4 % se produjo durante la jornada laboral (el 69 % afectó a hombres) y el 12,6 % lo hizo in itinere, en el traslado habitual del trabajador de su casa al trabajo y viceversa. El 0,7 % de los accidentes (3801 accidentes) fueron graves y el 0,1 % de los accidentes (679 accidentes) fueron mortales, el 94 % de los casos en hombres.

En relación con la actividad económica, los accidentes laborales durante la jornada laboral con baja laboral fueron más frecuentes en la industria manufacturera (7,7 %), la construcción (6,8 %) y las actividades sanitarias y de servicios sociales (5,9 %). Por otro lado, los accidentes mortales destacan en el sector de la construcción (22,1 %), el transporte y almacenamiento (16,3 %) y la industria manufacturera (14 %).

 

4. Lesiones por quemaduras

El Informe epidemiológico de lesionados por quemaduras en España (2011-2017), publicado en 2020, informa que cada año en España un promedio de 6500 personas necesitan atención de urgencia en un hospital por haber sufrido una quemadura, 18 personas al día. De ellas, el 20 %, entre 3 y 4 personas, precisará ingreso hospitalario. Casi 2 de cada 3 personas ingresadas son hombres, incluso en niños menores de 14 años, pero a partir de los 65 años las mujeres representan casi el 60 % de los ingresos hospitalarios. Y, de estos ingresos, alrededor del 4,4 % morirá como consecuencia de las quemaduras. En las quemaduras, la causa (quemadura química, física o de otro tipo), el grado de la quemadura (profundidad), la localización y la extensión corporal (qué partes del cuerpo están quemadas) son muy importantes.

En cuanto a los agentes causantes de las quemaduras, en los menores de 14 años se trata de escaldaduras con líquidos calientes en el 68 % de los casos, con una edad media de 2,8 años y una superficie corporal quemada del 7,8 % del cuerpo, seguidas de la llama en el 30 % de los casos, con una edad media de 9,4 años y una superficie corporal quemada del 8,1 % del cuerpo.

En los adultos predominan las quemaduras por llama en el 53,1 % de los casos, con una edad media de 48,4 años y un porcentaje de superficie corporal quemada del 16,2 %; seguidas de las escaldaduras en el 29,8 % de los casos, con una edad media de 51,8 años y un porcentaje de superficie corporal quemada del 6,8 %; los objetos por contacto el 9,3 % de los casos, con una edad media de 49,8 años y un porcentaje de superficie corporal quemada del 3,1 %; las eléctricas el 4,1 % de los casos, con una edad media de 37 años y una superficie corporal quemada del 8 %; y las químicas, con un 3,7 % de los casos, una edad media de 47,6 años y una superficie corporal quemada del 4,5 %.

 

5. Lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia de la persona

Las lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia (LCRD) de las personas, con pérdida permanente o transitoria de la autonomía y la capacidad de llevar a cabo el cuidado personal y las actividades de la vida diaria, incluyen las lesiones por presión (LPP), fricción y humedad, son las heridas crónicas que tienen la mayor prevalencia en todos los niveles de atención y afectan principalmente a personas mayores de 65 años.

En España, el último estudio de prevalencia realizado en 2017 por el Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Úlceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP) ha obtenido una prevalencia en adultos del 8,7 % en hospitales (las más frecuentes, las LPP, con un 7,0 %), del 6,2 % en los centros sociosanitarios (las más frecuentes, las LPP, con un 4,0 %) y del 0,05 % en la atención primaria, que aumenta hasta el 6,1 % si los usuarios están incluidos en los programas de atención domiciliaria (las más frecuentes, las LPP, con un 4,8 %).

 

6.  Lesiones cutáneas de las extremidades inferiores

Las úlceras de las extremidades inferiores incluyen las lesiones de etiología venosa (deficiencia en el retorno de la sangre de las piernas al corazón), isquémica (deficiencia en la irrigación de la sangre del corazón a las piernas) y neuropática (afectación de los nervios periféricos de las piernas). En conjunto, estos tres tipos de lesiones representan el 95 % de las úlceras de las extremidades inferiores.

Las úlceras venosas representan entre el 75 y el 80 % de las úlceras, con una prevalencia de entre el 0,5 % y el 0,8 %; en el caso de las úlceras de etiología isquémica tenemos una prevalencia de entre el 0,2 % y el 2 %, y para las úlceras de etiología neuropática se estima una prevalencia del 15‑25 %.

 

7. Lesiones cutáneas tumorales

Las úlceras tumorales, como resultado del cáncer, generalmente son causadas por tumores primarios de la piel o por metástasis. Las lesiones primarias son el tumor original o las que se vuelven a formar en la piel sana, mientras que las lesiones metastásicas son del mismo tipo de cáncer que el tumor primario, pero aparecen en otras partes del cuerpo.

En cuanto a las lesiones cutáneas tumorales primarias, el carcinoma basocelular es el tipo más frecuente, con una incidencia de hasta 253 casos/100 000 habitantes/año, seguido del carcinoma de células escamosas, con una tasa anual de entre 72 por 100 000 habitantes en mujeres y 100,8 por 100 000 habitantes en hombres, y el melanoma, con una tasa anual de 6,14 (en hombres) y 7,26 (en mujeres) por 100 000 habitantes. En cuanto a las lesiones cutáneas tumorales secundarias, un 5-10 % de los pacientes con cáncer metastásico desarrollarán una úlcera tumoral.

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Tipos
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Las heridas se pueden clasificar teniendo en cuenta diferentes aspectos:

  1. Según el elemento que las produce 
  2. Según la afectación de tejidos o profundidad
  3. Según el grado de complejidad
  4. Según el riesgo de contaminación 
  5. Según el tiempo de evolución 

 

1.  Según el elemento que las produce

  • Heridas por incisión
    Producidas por un instrumento cortante, pueden ser intencionadas, quirúrgicas o accidentales. Se caracterizan por un riesgo mínimo de infección, con bordes limpios y ensangrentados.
    Herida por incisión

  • Heridas por contusión
    Son heridas cerradas producidas por el golpe con un objeto romo no penetrante, que provoca una lesión tisular, con hematomas e inflamación.
    Herida por contusión


  • Heridas por laceración
    Producidas por un objeto que desgarra el tejido y provoca bordes irregulares; el riesgo de infección es alto. Entre las personas que pueden presentar este tipo de lesiones encontramos a aquellas que han sufrido múltiples lesiones como consecuencia de una caída o accidentes con vehículos a motor, con fracturas abiertas o causadas por un cristal. 
    Herida por laceración

  • Heridas por abrasión
    Son heridas provocadas por la fricción y solo afectan a la piel superficial. Pueden ser intencionadas (p. ej., la zona donante de un injerto) o accidentales (rascadas). 
    herida por abrasión

  • Heridas por punción
    Heridas producidas por un instrumento punzante, que penetra en la piel y los tejidos internos; pueden ser accidentales (como un pinchazo) o intencionadas, violentas (como una puñalada) o como parte de un tratamiento médico (como la inserción de un drenaje). El dolor, el orificio y la hemorragia suelen ser pequeños, pero en el caso de lesiones profundas estas variables pueden ser importantes. 
    Herida por punción

  • Heridas penetrantes
    Son causadas por proyectiles, el orificio de entrada es pequeño y la gravedad está determinada por la velocidad, el tipo de proyectil y la profundidad de los tejidos y órganos internos afectados.

  • Heridas por mordeduras
    Producidas por la boca de un animal o humano. La más frecuente es una lesión por punción y laceraciones con o sin pérdida de tejido. Tienen un alto riesgo de infección.
    Herida por mordedura

2. Según la afectación de tejidos o profundidad

  • Superficiales
    Afectan a la piel y al tejido celular subcutáneo.

  • Profundas
    Afectan más allá del tejido celular subcutáneo.

    Clasificación de las heridas según la afectación de tejidosxits

 

3.  Según el grado de complejidad

  • Complejas
    Afectan a las estructuras internas (tendones, huesos, venas, arterias, etc.).

  • Simples
    Son las más frecuentes, las menos graves y se caracterizan porque no hay afectación de órganos importantes.

 

4.  Según el riesgo de contaminación

En las heridas accidentales existe el riesgo de infección. Según el grado de infección de la herida, se clasifican en:

  • Limpias
    Heridas con menos de 6 horas de evolución (excepto en regiones específicas como la cara, donde el período puede aumentar hasta 12 horas), con fondo sanguinolento, ausencia de cuerpos extraños y/o tejidos desvitalizados.

  • Sucias
    Heridas con más de 6 horas de evolución, con presencia de cuerpos extraños y/o tejidos desvitalizados.

 

5. Según el tiempo de evolución

Las heridas se pueden clasificar en agudas o crónicas según el tiempo de evolución.

  • Heridas agudas

    Son aquellas heridas que se producen de repente, con o sin intención, pero que luego cicatrizan de manera oportuna. Se caracterizan por seguir un proceso de reparación ordenado y por no presentar complicaciones; suelen cicatrizar en entre 7 y 14 días.
    Herida aguda

  • Heridas crónicas

    Son aquellas heridas que tienen un progreso lento a través de las fases de cicatrización, o muestran una cicatrización retrasada, interrumpida o detenida debido a factores propios de la persona o externos que afectan al individuo y a la herida.

    En las heridas crónicas, la fase inflamatoria se prolonga en el proceso de cicatrización y hay una ausencia de crecimiento tisular. Cualquier herida que no haya mostrado una reducción en la extensión del 20 al 40 % después de 2 a 4 semanas de tratamiento óptimo debe etiquetarse como herida crónica. Existe consenso para considerar una herida como crónica si no se cierra en un período de 6 semanas. Una herida crónica que no cicatriza puede indicar la presencia de microorganismos o de una biopelícula, una estructura compuesta por diferentes microorganismos y adherida a la superficie de la herida que es resistente a los antibióticos y antisépticos.

    Las heridas crónicas se clasifican según la causa de la lesión en: lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia, que incluyen las úlceras por presión y cizallamiento, las lesiones cutáneas asociadas a la humedad, las lesiones por fricción y las lesiones mixtas; las úlceras de la extremidad inferior, que incluyen las úlceras arteriales, las venosas y las del pie diabético; y las úlceras tumorales. 
    Herida crónica

    • Lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia

      En 2017, surgió un nuevo marco teórico que clasifica las lesiones cutáneas relacionadas con la dependencia en:
      • Úlceras por presión y cizallamiento
        Lesiones localizadas en la piel y/o los tejidos subyacentes, generalmente sobre una prominencia ósea, como resultado de la presión o la presión en combinación con fuerzas de cizallamiento. En ocasiones también pueden aparecer en tejidos sometidos a presiones externas por distintos materiales o dispositivos clínicos. 
        herida úlcera por presión en el talón

      • Lesiones cutáneas asociadas a la humedad
        Las lesiones localizadas en la piel, por lo general, no afectan a los tejidos subyacentes. Se presentan como inflamación, eritema y/o erosión de la piel, provocados por la exposición prolongada, continua o casi continua, a diversas fuentes de humedad con potencial irritante para la piel, por ejemplo: orina, heces, exudado de heridas, fluidos estomáticos o fístulas, sudor, saliva o moco.
        Herida lesión cutánea por humedad

      • Lesiones por fricción
        Lesión localizada en la piel, que generalmente no afecta a los tejidos subyacentes, causada por las fuerzas de roce-fricción entre la piel del paciente y otra superficie paralela, como las sábanas, que, al entrar en contacto, se mueven en sentido opuesto entre sí.

      • Lesiones mixtas
        Lesiones localizadas en la piel que no se producen por un solo factor causal, son lesiones combinadas o multicausales.

        Podemos encontrar 4 tipos: lesiones combinadas por humedad y presión, presión y fricción, humedad y fricción y lesiones multicausales, en las que todos los componentes pueden interactuar.
        Herida crónica lesión mixta

      • Laceraciones cutáneas
        Lesión localizada en la piel, que no suele afectar a los tejidos subyacentes, originada por un traumatismo y causada por una fuerza mecánica, incluidas las producidas por la retirada de adhesivos fuertes de apósitos y esparadrapos. 
        Herida laceración cutanea
    • Úlceras de la extremidad inferior

      Son lesiones en el miembro inferior, es decir, en las piernas, y afectan a la piel y a las estructuras subyacentes. Pueden ser espontáneas o accidentales, y su causa o etiología está relacionada con un proceso patológico sistémico o de la extremidad y que no cicatriza en el intervalo de tiempo esperado.

      Se clasifican en:                                                             
      • Úlceras venosas
        Estas lesiones aparecen como resultado de una hipertensión venosa de larga duración, cuya causa principal es la insuficiencia venosa crónica.

        Las más frecuentes son las úlceras varicosas, como consecuencia de una deficiencia vascular en las venas; las estáticas, como consecuencia de un mal funcionamiento en el bombeo de la zona del tobillo; y las posflebíticas (proceso inflamatorio de un vaso), en antecedentes de tromboflebitis y edema crónico (acumulación excesiva de líquido) en la extremidad afectada.
        herida úlcera venosa

      • Úlceras arteriales
        Lesión producida como resultado de un déficit de flujo sanguíneo en la extremidad afectada secundario a una arteriopatía periférica generalmente crónica.
        Herida úlcera arterial

      • Pie diabético
        Lesión causada por una alteración neuropática periférica, afectación de los nervios del sistema nervioso periférico que afecta a la transmisión de la sensación dolorosa, causada por una hiperglucemia mantenida como consecuencia de la diabetes mellitus (DM), con o sin coexistencia de isquemia en el miembro inferior, y con un desencadenante traumático.
        Herida pie del diabético

    • Úlceras tumorales

      Son lesiones resultantes de la infiltración tumoral de la piel y sus estructuras vasculares y linfáticas debido a la progresión de un tumor local o metástasis, que no cicatriza y destruye el tejido circundante. 
      úlcera tumoral

 

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Quemaduras
pP@)

Una quemadura es una lesión en la piel que puede afectar a órganos profundos (pulmones, corazón, riñones, etc.), causada principalmente por el calor, el contacto con llamas, líquidos calientes, superficies calientes u otras fuentes de altas temperaturas, como la energía solar, la radiactividad, la electricidad, la fricción, el contacto con productos químicos o el contacto con temperaturas extremadamente bajas.

Las quemaduras se clasifican según:

  1. La causa
  2. La profundidad 
  3. La extensión 

 

1. Tipos de quemaduras según la causa:

La causa de la quemadura nos indica cuál será la primera actuación y la necesidad de atención sanitaria.

  • Quemaduras térmicas

    Son las producidas por la acción del calor.
    • Escaldaduras: producidas por el contacto con líquidos o gases calientes. Suelen ser quemaduras limpias, más o menos extensas y más o menos profundas según las circunstancias de cada caso, el tipo y la temperatura del líquido y el tiempo de contacto.
      Quemadura térmica escaldada

    • Llamas: provocadas por la acción directa de las llamas del fuego. Suelen ser heridas más sucias que las anteriores, enmascaradas por restos de humo y hollín, ropa quemada y restos de tejido orgánico quemado y desvitalizado. La extensión y la profundidad también pueden ser variables. Pueden ir asociadas a intoxicación por inhalación de humo y, en este caso, conllevan un alto riesgo de complicaciones respiratorias.
    • Contacto: el mecanismo es un sólido caliente: plancha, horno, tubo de escape de la moto, etc. Suelen ser quemaduras muy bien delimitadas y profundas y, por lo general, no son muy extensas.
      Quemadura térmica de contacto

    • Fricción: se producen por la fricción de la piel con otra superficie: cuerda, suelo, sábana, dispositivos clínicos, etc. Suelen ser quemaduras bien definidas y poco profundas.
  • Quemaduras eléctricas

    Son las lesiones producidas por la acción directa del paso de la corriente eléctrica o del calor que esta genera a través de los tejidos del organismo. El paso de la electricidad también puede alterar los impulsos eléctricos que hacen latir al corazón y provocar alteraciones en su ritmo, lo que puede provocar un paro cardíaco o una lesión.

    Las quemaduras eléctricas pueden ser:
    • De baja tensión (<1000 voltios), la corriente doméstica, produce menos destrucción de los tejidos y existe el riesgo de lesión cardíaca.
    • De alta tensión (>1000 voltios), con una destrucción significativa de tejido en los puntos de contacto y en las estructuras internas en la trayectoria de la corriente eléctrica. Pueden provocar alteraciones del ritmo cardíaco, paro cardíaco y fracturas óseas. Siempre deben ser atendidas en urgencias hospitalarias.
  • Quemaduras químicas

    Son las lesiones producidas por sustancias químicas ácidas o básicas, que en contacto con el cuerpo alteran el pH de la piel.

    La gravedad de la quemadura depende de la sustancia, la concentración y el tiempo de contacto. Es importante tener en cuenta que hasta que la sustancia química se elimine o neutralice por completo, se seguirán produciendo lesiones en los tejidos. Siempre deben ser atendidas en urgencias hospitalarias.
    Quemadura química

  • Quemaduras radioactivas

    Son aquellas producidas como consecuencia de la exposición a radiaciones ionizantes, por ejemplo rayos X o rayos gamma, y a radiaciones no ionizantes como la solar, ultravioleta, infrarroja, láser, microondas, etc.

    El daño causado por la radiación en los órganos y tejidos depende de la dosis recibida o absorbida, del tipo de radiación y de la sensibilidad de los distintos órganos y tejidos. Los signos y síntomas agudos de las lesiones cutáneas por radiación son: escozor, hormigueo, enrojecimiento o inflamación.
  • Quemaduras solares

    Se producen por la radiación no ionizante de los rayos ultravioletas del sol como resultado de una exposición demasiado prolongada y sin protección.

    La aparición de las lesiones cutáneas suele darse entre 12 y 24 horas después de la exposición al sol. Pueden ir acompañadas de síntomas que afecten a todo el organismo, como fiebre, dolor de cabeza, mareos, vómitos, etc. Es lo que se denomina golpe de calor o insolación, y requiere atención sanitaria.

    Atención especial a los niños y a las personas mayores, que tienen una piel mucho más delgada que la de los adultos y son muy sensibles a la radiación solar.
    Quemadura solar

  • Quemaduras por congelación

    Son las lesiones provocadas por la exposición a la acción del frío extremo y de forma continuada. Se produce vasoconstricción, estrechamiento de los vasos sanguíneos y solidificación del agua de las células, lo que produce necrosis tisular. Afecta principalmente a los dedos, las orejas y la nariz.

    El verdadero daño a los tejidos suele manifestarse trascurridas unas horas. Inicialmente, pueden aparecer frialdad y palidez. Una vez que la zona se calienta, aparecen ampollas, lesiones cutáneas en forma de burbuja que se llenan de plasma o incluso puede haber presencia de sangre que, en algunos casos, progresan hasta la destrucción total de los tejidos.

 

2. Tipos de quemaduras según la profundidad

La profundidad de la quemadura nos informa de la afectación de las capas de la piel y de las estructuras profundas (tendones, músculos, vasos, etc.), indicando el grado de quemadura y, por tanto, su gravedad. En ocasiones, es difícil determinar el grado de la lesión debido al carácter dinámico que presentan en las primeras 24-48 h, por lo que se recomienda reevaluar la quemadura a las 48-72 h.

  • Primer grado

    Son las más superficiales y dolorosas, y afectan solo a la primera capa de la piel, la epidermis.
    • Signos: se caracterizan por el enrojecimiento de la piel. Al tacto se nota la piel seca y caliente. Ocasionalmente, puede producirse una ligera hinchazón de la zona afectada. No aparecen ampollas. Se preserva la integridad de la piel. 
      Quemadura primer grado

    • Síntomas: sensación de ardor o escozor, hipersensibilidad de la piel, dolor de leve-moderado a intenso en algunos casos.
  • Segundo grado

    Se dividen en:
    • Segundo grado superficiales
      Afectan a casi toda la epidermis y parcialmente a la dermis, solo en el nivel más superficial, la llamada dermis papilar.
      • Signos: el signo más característico son las ampollas, que a veces revientan espontáneamente. Aparece un tejido rojo-rosado, húmedo y brillante que indica que conserva una buena vascularización, mantiene un buen flujo sanguíneo en el tejido. Son muy exudativas debido al plasma que se pierde.
        Quemadura segundo grado superficial

      • Síntomas: es una lesión muy dolorosa al curar, ya que la mayoría de las terminaciones sensitivas están irritadas pero intactas.
    • Segundo grado profundas
      Afectan a todo el grosor de la epidermis y la dermis, hasta su parte más profunda, que recibe el nombre de dermis reticular.
      • Signos: pueden aparecer ampollas. Aparece un tejido brillante de color rojo pálido o blanco. Las venas y arterias ubicadas en la zona más profunda de la dermis se ven afectadas. Es una herida menos exudativa que las anteriores, pero puede provocar una mayor inflamación en la zona. Si estiramos los pelos, se desprenden con facilidad, lo que indica la afectación más profunda.
        Quemadura segundo grado profunda

      • Síntomas: son lesiones menos dolorosas, ya que las terminaciones sensitivas están casi destruidas.
  • Tercer grado

    Afectan a todo el grosor de la piel: la epidermis, la dermis y también el tejido subcutáneo. Pueden incluso afectar tejidos o estructuras más profundas (músculos, vasos, nervios, tendones, huesos, etc.).
    • Signos: aparece una cicatriz con tejido cutáneo desvitalizado, que se caracteriza por un tacto seco y acartonado. El color puede variar de blanco nacarado a marrón oscuro o negro.
      Quemadura tercer grado

    • Síntomas: al tacto no producen dolor, pero pueden coexistir zonas con distintos grados de afectación y presentar dolor.

3. Tipos de quemaduras según la extensión

La extensión de la quemadura es lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de valorar la gravedad, ya que de esta, junto con la localización y el grado de profundidad, dependerá la derivación a la sala de urgencias del hospital.

Para calcular la superficie del cuerpo quemada, recomendamos la regla del 1, que es un instrumento para la evaluación rápida de la superficie.

Regla del 1

Se toma como referencia la palma de la mano de la persona afectada, con los dedos juntos y estirados; esta superficie representa el 1 % de la persona. La mano de la persona se superpone sobre la quemadura para obtener el cálculo aproximado. 

Regla del 1

 

Atención de la persona con una quemadura

La mayoría de las quemaduras se pueden tratar en casa o en los centros de Atención Primaria y Comunitaria, pero las quemaduras complejas o con patologías importantes asociadas requieren atención en centros hospitalarios especializados.

Para conocer el recurso sanitario más adecuado para la atención, se debe valorar:

  • La extensión: % de la superficie corporal quemada.
  • La profundidad: primer grado, segundo grado superficial o profundo y tercer grado.
  • La localización.

En base a estos tres parámetros, se han establecido criterios de gravedad de la quemadura, que se clasifica en quemadura menor, moderada y mayor, según la clasificación de la Asociación Estadounidense de Quemaduras (American Burn Association):

Quemadura menor*
  • 5 % de superficie corporal quemada (SCQ) o menos, de primer o segundo grado, en adultos.
  • 10 % de SCQ o menos, de primer o segundo grado, en niños.
  • 2 % de SCQ o menos, de tercer grado, en niños o adultos

(que no afecte a los ojos, los oídos, la cara o los genitales).

Quemadura moderada*
  • 15 %-25 % de SCQ, de segundo grado, en adultos.
  • 10 %-20 % de SCQ, de segundo grado, en niños.
  • 2 %-10 % de SCQ, de tercer grado, en niños o adultos

(que no afecte a los ojos, los oídos, la cara o los genitales).

Quemadura mayor
  • >25 % de SCQ, de tercer grado, en adultos.
  • >20 % de SCQ, de segundo grado, en niños.
  • >10 % de SCQ, de tercer grado, en niños o adultos.
  • Todas las quemaduras que afectan a los ojos, los oídos, la cara, las manos, los pies, las articulaciones principales, el perineo y los genitales.
  • Todas las lesiones por inhalación, con o sin quemaduras.
  • Quemaduras eléctricas.
  • Quemaduras químicas en áreas como la cara, los párpados, las orejas, las manos, los pies, las articulaciones principales, el perineo y los genitales.
  • Quemaduras asociadas a traumatismos.
  • Quemaduras en personas de alto riesgo: embarazo, enfermedades psiquiátricas, diabetes, enfermedades pulmonares, enfermedades cardiovasculares, enfermedades inmunosupresoras, cáncer, SIDA, etc.

*Se excluyen las lesiones eléctricas, las lesiones por inhalación, los traumatismos concurrentes y los pacientes con alto riesgo, que se considerarán de mayor gravedad.

 

La edad se considera un factor independiente que agrava el pronóstico de la quemadura; en niños menores de 2 años y adultos mayores de 70 años, el grupo de gravedad aumenta al inmediatamente superior.

Dependiendo de la gravedad de la quemadura, se recomienda la atención en los siguientes dispositivos sanitarios:

  • Quemadura menor: Atención primaria y Comunitaria.
  • Quemadura moderada: hospital general.
  • Quemadura mayor: centro hospitalario especializado en quemaduras.
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Consejos de la enfermera

Respirar
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Valoraremos cómo afecta a la persona tener una herida en la satisfacción de sus necesidades básicas y manifestaciones de independencia (fuentes de dificultad en la fuerza-conocimiento-voluntad), así como los recursos con los que cuenta la persona/familia (físicos, cognitivos, emocionales y económicos) para hacer frente a esta nueva situación y diseñar el plan de cuidados.

El oxígeno es esencial para el mantenimiento de la vida celular y, aunque todavía no se conoce por completo, desempeña un papel importante en el proceso de cicatrización. Para favorecer una correcta y rápida cicatrización se recomienda:

  • El control adecuado de cualquier patología del aparato respiratorio (como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica), metabólica (como la diabetes mellitus) o cardiovascular (cualquier tipo de patología arterial o venosa), lo que mejorará el aporte de sangre y oxígeno a los tejidos.
  • Dejar el consumo de tabaco. La nicotina, presente en el tabaco, restringe considerablemente el oxígeno que llega a las células, lo que resulta altamente perjudicial para la regeneración celular.
  • Mantener el entorno limpio y libre de contaminación ambiental.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Respirar

Comer y beber
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La nutrición y la hidratación son aspectos importantes en el cuidado de las heridas, ya que una nutrición e hidratación adecuadas promueven la cicatrización y previenen la aparición de nuevas lesiones.

Hablaremos de alimentación y nutrición, dos términos distintos pero a la vez complementarios. Mientras que la alimentación comprende el conjunto de actos voluntarios y conscientes destinados a la elección, preparación e ingestión de los alimentos, influenciados por factores socioculturales y económicos, la nutrición hace referencia a los nutrientes que componen los alimentos y al conjunto de actos involuntarios, desde la ingestión del alimento, la digestión, la absorción y el paso a las células del organismo. Por lo tanto, el buen estado nutricional dependerá de ambos términos, ya que la mala nutrición puede ocurrir debido a una ingesta inadecuada de alimentos, por exceso o defecto, o por un problema en algún proceso de la nutrición, como una mala absorción intestinal o una deficiencia de una enzima metabólica, por ejemplo.

 

Así, se ha demostrado que llevar una dieta equilibrada y mantener un peso adecuado puede reducir el riesgo de enfermedades crónicas que predisponen a una persona a la aparición de una úlcera o herida, y favorece la cicatrización en quienes tienen heridas.

La enfermera podrá evaluar su estado nutricional de forma rápida, eficaz y adaptada a su situación con encuestas sobre el estado nutricional probadas y validadas científicamente. También hay encuestas que puede realizar usted mismo/a (la Self-MNA, una autoevaluación para adultos mayores de 65 años, entre otras), pero es necesario que su enfermera le explique cómo hacerlo y le ayude a interpretarlas.

Las necesidades nutricionales de las personas con heridas aumentan. En el caso de que la dieta que la persona suele seguir no pueda cubrir las necesidades, habrá que recurrir a suplementos nutricionales hiperproteicos, ya que en los adultos mayores los niveles altos de proteína deben evaluarse de forma individual en ausencia de hidratación.

Además, valoramos si la persona tiene dificultades para llevar a cabo o completar las actividades de alimentación, identificando a la persona cuidadora y los recursos de la familia para responder a esta necesidad. En caso de tener dificultades para masticar o tragar los alimentos, puede ser necesario adaptar la textura del alimento o el uso de espesantes, según sus capacidades.

Integridad de la piel Proteínas Líquidos Calorías
Piel intacta 0,8-1,0 g/kg 30 ml/kg/día 30 kcal/kg/día
Heridas agudas
Úlceras con afectación de la epidermis y parcial de la dermis
1,2-1,5 g/kg 35 ml/kg/día 35 kcal/kg/día
Úlceras con afectación total de las capas de la piel y/o exposición de huesos, tendones o músculos 1,5-2,0 g/kg 35-40 ml/kg/día 40 kcal/kg/día
Considerar la suplementación con vitaminas y minerales

 

Los principales efectos que produce la carencia de diferentes nutrientes en la prevención y el tratamiento de las heridas son:

  • Proteínas: disminución de la síntesis de colágeno y disminución de la función de los glóbulos blancos.
  • Vitamina C: disminución de la síntesis de colágeno.
  • Vitamina A: alteración de la síntesis de colágeno y disminución de la tasa de epitelización.
  • Hierro: disminución de la síntesis de colágeno y afectación de la división y proliferación celular.
  • Zinc: reducción de la epitelización y reducción del número de hematíes.
  • Cobre: alteración de la síntesis de colágeno.
  • Calcio: remodelación del colágeno dañado.

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Comer y beber

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Moverse y mantener una postura corporal correcta
P@)

Las personas con una herida tendrán una limitación de movimiento, en mayor o menor medida según su localización, de la parte del cuerpo afectada.

En algunas situaciones necesitarán la ayuda de otras personas para desplazarse o llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria, como alimentarse, vestirse o lavarse, entre otras.

La localización de la herida puede implicar una disminución de la movilidad de la persona y representar una dificultad para vestirse y/o desvestirse de forma autónoma, necesitando la ayuda de otras personas.

En las lesiones localizadas en el pie o las piernas, el uso de vendajes de sujeción o compresión puede aumentar el volumen del pie y requerir un calzado terapéutico que se abroche con velcro o un número de calzado mayor.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar hábitos saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Moverse y mantener una postura corporal correcta

Reposar y dormir
P@)

El dolor de la herida afectará la cantidad y la calidad del sueño. Valoraremos la duración, la localización y la frecuencia del dolor tanto durante el tratamiento como durante el día o en la cama, por la noche.

Ayudaremos con el tratamiento farmacológico y el tratamiento no farmacológico para disminuir el dolor y mejorar el sueño. 

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Reposar y dormir

Eliminar
P@)

Tener una herida puede implicar una disminución de la movilidad y, como consecuencia, que en algunas personas aparezca incontinencia funcional, necesitando temporalmente un absorbente o botellas o cuñas para orinar.

Los estudios actuales muestran que ducharse en pacientes con heridas no representa un aumento o una disminución de la infección de la herida, aunque puede beneficiar al paciente al mejorar su sensación de bienestar y salud asociada con la limpieza.

Si la herida está muy sucia, es necesario lavarla con agua y jabón siempre que se aclare muy bien después. Hay que tener cuidado con el jabón que utilizamos, ya que algunos no son aptos para limpiar heridas y pueden retrasar la cicatrización; utilizar un jabón líquido neutro.

Para limpiar la herida, los profesionales de la salud recomiendan el suero fisiológico, ya que ofrece una serie de ventajas porque es isotónico, es decir, tiene la misma proporción de sales que los fluidos corporales y no altera la proporción de líquidos en el lecho de la herida.

Atención especial, en personas con incontinencia, en la higiene y protección de la piel de la zona perianal para evitar lesiones asociadas a la humedad. Para la higiene se recomiendan los denominados productos de triple protección, que limpian, sin necesidad de enjuagar con agua, hidratan y forman una barrera protectora en la piel para evitar lesiones por contacto con la orina o las heces.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria:

Eliminar

Evitar peligros y prevenir riesgos
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Será fundamental establecer una relación de confianza entre la persona con una herida, la persona cuidadora y el profesional de la salud para lograr el cumplimiento del plan de curas prescrito.

La educación sanitaria será necesaria para proporcionar los conocimientos y habilidades necesarios para asumir la responsabilidad de gestionar su estado de salud y de la herida, movilizar sus propios recursos y adoptar estilos de vida saludables, respetando su ritmo de adaptación y sus preferencias.

 

Es muy importante evaluar el dolor que la herida produce en la persona, ya que este repercute directamente en la calidad de vida. Al evaluar el dolor, se debe tener en cuenta su localización, duración e intensidad. Para medir la intensidad del dolor descrito por la persona, utilizaremos la escala visual analógica (EVA), que consiste en una línea horizontal de 10 centímetros, en la que el extremo izquierdo representa la ausencia o menor intensidad y el derecho la mayor intensidad. Se le pide a la persona que marque con una línea el punto que indica la intensidad del dolor en ese momento (expresada en centímetros). La puntuación de la escala numérica EVA se interpreta del siguiente modo: 0, sin dolor; entre 1 y 3, dolor leve; entre 4 y 6, dolor moderado; y entre 7 y 10, dolor intenso. También tenemos variaciones, como la escala facial de Wong-Baker, que son más fáciles de interpretar para niños o personas sin estudios. 

Escala de caras

El dolor puede ser constante o intermitente, con las curas y cambios de apósito. La inflamación y las lesiones tisulares contribuyen al dolor, pero el aumento del dolor en la herida también puede ser un signo de infección local.

Dependiendo de la etiología de las heridas, el dolor puede estar presente en ausencia de una úlcera. Algunos ejemplos son las personas con varices o las personas con isquemia de la extremidad inferior. Por el contrario, las úlceras del pie diabético con neuropatía suelen ser indoloras.

Si las curas son muy dolorosas, se deben administrar analgésicos previamente y, en algunos casos, puede ser necesario administrar anestésicos tópicos antes de llevar a cabo la cura.

 

Analgésicos orales:
  • Paracetamol solo o combinado con codeína o morfina, entre 1 y 2 horas antes de la cura.
  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como ibuprofeno, naproxeno, Enantyum, etc., entre 1 y 2 horas antes de la cura.
  • Opiáceos, en dolores de moderados a intensos. Se presentan en formato oral, bucal o sublingual. Son analgésicos de acción rápida.
Anestésicos locales tópicos:

La lidocaína en solución al 2 %, en pequeñas dosis, puede adormecer la zona durante un corto período de tiempo.

La crema EMLA, con lidocaína al 2,5 % y prilocaína al 2,5 %, se aplican 2,5 g por cada 10 cm2 de superficie cutánea a tratar. Su efecto comienza a los 15 minutos y el mayor efecto analgésico aparece entre 30 y 60 minutos después de retirar la crema, con una profundidad analgésica de aproximadamente 5 mm.

La solución de sevoflurano, de 5 a 10 ml, se aplica sobre el lecho de la herida, logrando un efecto anestésico local. Este producto es para uso hospitalario.

Sin embargo, junto con los medicamentos, se pueden usar medidas no farmacológicas para aliviar el dolor o lograr un mayor grado de control, tales como: técnicas de relajación, acupuntura, autohipnosis, plantas medicinales, entre otras.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Evitar peligros y prevenir riesgos

 

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Comunicarse e interaccionar socialmente
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Tener una herida puede limitar las relaciones sociales y familiares y provocar el aislamiento de la persona. En el caso de heridas crónicas con períodos de cicatrización muy largos, meses o, a veces, años, afectará a la calidad de vida de las personas.

El dolor, la dificultad de la movilidad, la dependencia o la alteración de la imagen corporal disminuirán las relaciones sociales con amigos y familiares, afectando el bienestar emocional de la persona.

La identificación de la persona cuidadora nos ayudará en la planificación del plan de cuidados y en la adhesión de la persona al plan terapéutico.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Comunicarse e interactuar socialmente

Trabajar y divertirse
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Tener una herida puede afectar la situación laboral, social y familiar de la persona y la familia. Valoraremos el bienestar emocional y la necesidad de movilizar los recursos propios de la persona y su familia para hacer frente a esta nueva situación.

 

Se recomienda tener en cuenta todos los consejos generales, que permitirán adoptar medidas saludables en relación con la actividad de la vida diaria de:

Trabajar y divertirse

Tópicos y conductas erroneas
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Todas las heridas son importantes

A veces se dice que las pequeñas heridas no tienen que curarse. La verdad es que todas las heridas agudas, por pequeñas que parezcan, son importantes y deben curarse para evitar infecciones y otras complicaciones. Lavarlas al principio con agua y jabón de pH neutro, aplicar un antiséptico local (clorhexidina 1 %-2 %) y cubrirlas con un apósito que se adapte al tamaño de la herida y a la zona anatómica.

 

Soplar en la herida aumenta el riesgo de infección

Es un acto inconsciente que realizamos al curar la herida para aliviar el dolor, pero no es aconsejable, ya que en la boca hay infinidad de bacterias que podemos pasar a la herida y provocar una posible infección. Tomar un analgésico, como el paracetamol, para mejorar el dolor.

 

Hacer un torniquete puede provocar la muerte de los tejidos

Para controlar el sangrado de una herida no debemos hacer un torniquete, hacerlo conlleva riesgos para la persona, ya que la oclusión de los vasos sanguíneos provoca una falta de sangre en la extremidad dañada que puede producir isquemia y muerte del tejido, agravando el cuadro. Se debe levantar la extremidad donde se tiene la herida por encima del nivel del corazón y coger una gasa estéril, un pañuelo o una toalla limpia y presionar sobre el punto de sangrado durante 5 a 10 minutos, hasta que la herida deje de sangrar.

 

El sol NO favorece la cicatrización

Las heridas que no se cubren están expuestas al riesgo de infección y forman una costra que alarga el proceso de cicatrización. Cubrir la herida con un apósito de cura en ambiente húmedo que se adapte anatómicamente favorece la cicatrización y evita la posibilidad de nuevas agresiones externas.

El sol puede provocar inflamación en la piel y generar una pigmentación permanente de la cicatriz. La herida debe protegerse del sol con apósitos mientras cicatriza, y luego se debe aplicar un protector solar con un factor de protección solar de 50 o más sobre la cicatriz para evitar la pigmentación.

 

Los remedios caseros retrasan la cicatrización de las heridas

No debemos aplicar a las heridas productos o alimentos para los que no haya evidencia científica de que tengan propiedades antisépticas o cicatrizantes, debido al posible riesgo de infección y complicaciones.

Por ejemplo, la pasta dentífrica no debe usarse para tratar las quemaduras. Con la pasta dentífrica, aunque al principio puede generar frescor, al cabo de un tiempo se quedará dura y se pegará a la piel, resecándola aún más; además, favorece el riesgo de infección y no permite ver el grado de afectación de los tejidos.

 

El alcohol, el agua oxigenada y la povidona yodada retrasan la cicatrización de las heridas

El alcohol y el agua oxigenada en contacto con la herida son altamente irritantes y corrosivos, y provocan dolor y sequedad en los tejidos. Dañan el tejido de granulación e interfieren en el proceso de cicatrización.

La yodopovidona o povidona yodada tiñe la herida y no permite la visualización y detección de posibles complicaciones y, además, disminuye sus propiedades antisépticas en contacto con el tejido de la herida. No recomendada en niños menores de dos años, mujeres embarazadas, mujeres en período de lactancia y personas con enfermedad tiroidea.

La clorhexidina 1 %-2 % es el antiséptico de primera elección para el cuidado de las heridas, ya que se ha demostrado que tiene mejores propiedades en comparación con otros antisépticos disponibles en el mercado.

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Última modificación: 26/09/24 09:53h

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